CÁRTELES

el cártel
En su Acto de Fundación Lacan instituye al cártel como órgano de base de la Escuela, destinado a realizar el trabajo de la misma.
 
Ideado como un pequeño grupo, su operatividad es la de reducir los efectos de grupo, especialmente los de sugestión e identificación. El cártel agujerea la incidencia en la vida grupal de las suficiencias y de las jerarquías.
 
Sostenido como órgano de base de la Escuela y de la mano de su partenaire Pase hasta el último momento por Lacan, el cártel se ha mantenido fiel a su concepción. La lectura de Jacques-Alain Miller del «Acto de Fundación» de Jacques Lacan lo destaca en una expresión contundente «El pase, como el cártel es, desde el punto de vista institucional, una máquina anti-didactas»1.
 
Una máquina anti-estándard que debe ser leída en términos de empuje a despertar, cada vez, de la zona de confort en la que puede entrar el analista cuando no hace lazo con otros.
 
El cártel es el instrumento que sostiene una lógica colectiva que no aspira a un todo y que reconduce a cada uno a su propio rasgo, que bordea un agujero: el no-saber de la pregunta de cada uno. El cártel permite hacer lazo, nudo, a partir del trabajo de cada uno en torno del agujero del no-saber; su limitación temporal ayuda a separarse contraviniendo la tendencia a constituir grupo.
 
El trabajo en cártel transmite a la Escuela, el gusto por trabajar con otros. Su desafío es el de“cómo hacer lazo con ‘algunos otros’, con los que sólo se tiene en común un agujero en el saber, un ‘no hay’, y un rasgo, un nombre singular del que servirse para eso”.
 
 
  1. Intervención de Jacques-Alain Miller en la Jornada de Cárteles de la ECF, el 8 de octubre de 1994.

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