El psicoanalista sin Escuela pierde la razón freudiana, o el sujeto supuesto saber es el dolor del analista

La aparición editorial de este libro es una interpretación para las Escuelas de la AMP en el momento de la crisis del pase de la ECF.

Hemos comenzado a hablar, a subjetivar, a duras penas, que la Escuela es otra cosa que una asociación gestionada por una administración. Que es el lugar de una experiencia propiamente analítica.

A esta dimensión de experiencia propiamente analítica Miller le ha dado el nombre de Escuela sujeto. Lo cual implica lógicamente que esta busque sus intérpretes, que resignifiquen lo que vivimos.

Esta afirmación y su consecuencia: La Escuela es el lugar de una experiencia propiamente psicoanalítica y por tanto lo está en busca de intérpretes, es muy fuerte. Esta afirmación aparece en varios lugares del libro, con diversos matices. “A los ojos de Lacan, la Escuela tenía el estatuto de una experiencia inaugural, de orden psicoanalítico1.

Experiencia, lugar de experiencia2 experiencia inaugural, subjetiva, experiencia propiamente psicoanalítica. Lo repetimos, pero es difícil de situar y entender de qué se trata.

La Escuela es una experiencia psicoanalítica

El modelo de las Escuelas de la AMP proviene sin duda de la ECF, de la que Lacan dijo que era una contra-experiencia. Si la EFP fue la experiencia, la ECF fue la contra-experiencia. Miller dice que de la articulación y puesta en marcha de esta contra-experiencia es de lo que tratan las páginas de este libro.

La contra-experiencia implica lo que JAM afirma en múltiples ocasiones en su libro, que el pase no puede ser extraído de la enseñanza de Lacan como una pieza añadida que se puede suprimir sin menoscabarla. Su concepción institucional del pase, es decir política, clínica y epistémica es una con su enseñanza3. Y también es inseparable de nuestra practica del psicoanálisis4 ya que modifica la noción del proceso analítico5.

El conjunto de los textos de este libro, suponen una interrogación sobre el momento del pase en la cura, y de cómo el dispositivo del pase, al redoblar la institución sobre el momento del pase conclusivo del análisis, instala a la institución analítica en el corazón mismo de la experiencia analítica6.

El hecho de que la puesta en marcha, como realidad efectiva, de dicho dispositivo sea una contra-experiencia, explica, también la edición coetánea, al libro de Miller, “Cómo terminan los análisis”, del volumen de la obra de Jacques Lacan: “En los confines del seminario”, especialmente la parte que incluye el momento de disolución de la EFP y las orientaciones de Lacan para crear la nueva Escuela.

Insisto en el significante “experiencia”. Que esta sea contra-experiencia, inaugural, subjetiva, pero sobre todo propiamente psicoanalítica.

Una Escuela lo es si desarrolla en sí la práctica del pase. Y en este sentido es el quinto concepto fundamental del psicoanálisis.

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Los cinco textos del primer apartado, objeto de nuestra lectura de hoy, están fechados desde 1977 a 1983, es decir, en los años anteriores e inmediatamente posteriores a la disolución de la EFP. Dan cuenta de las concepciones y decisiones que presidieron la reanudación del pase en la ECF.

La relectura que he hecho de ellos, toma su punto de apoyo, de una afirmación fuerte que encontré en un texto posterior: Sobre el mutualismo, que resignificó para mí, la afirmación de que para poner en su sitio las paradojas del pase, conviene tomar las cosas por el comienzo, que es la teoría de la transferencia7.

Como saben Lacan articula la estructura de la transferencia, poniéndola en relación con la emergencia del sujeto supuesto saber, que es menos la fe en el analista, que, en la creencia del sujeto de estar sujetado, sin percibirlo, a un saber del que no es consciente, pero que es legible, descifrable e interpretable8.

A partir de ahí, Lacan inventó el dispositivo del pase sobre el descubrimiento del momento del pase, que consagra el fin del sujeto supuesto saber.

El procedimiento del pase, redobla el momento del pase, que no se aislaría sin este redoblamiento9, toma el relevo y lo transfiere a la Escuela. Dicho de otro modo, el pase 2 lanza, articula, la transferencia con la Escuela.

La teoría de la transferencia es entonces central, en la proposición de institución que Lacan hace en la Proposición del 9 de octubre, ya que el dispositivo del pase instala a la institución analítica en el corazón mismo de la experiencia analítica y al mismo tiempo produce un relevo de la transferencia que en el momento en el que se termina el sujeto supuesto saber se relanza hacia la Escuela, lo cual no es sin consecuencias.

Miller da cuenta, en varios lugares del libro, de lo que ocurre, no cuando no se produce una nominación, sino cuando la transferencia, del que realiza el momento del pase en la experiencia, no se articula a la Escuela.

La afirmación de Miller de que el saber supuesto es el dolor del analista10(esta es la afirmación fuerte que encontré en Sobre el mutualismo), me permitió aproximarme a la dimensión estructural que la invención del dispositivo del pase aborda.

Todo lo que se acumula de saber en la experiencia analítica, queda, estructuralmente (hay que subrayarlo), en estado de suposición. No llega a explicitarse y cuando se hace es siempre otra cosa. El saber supuesto es entonces el dolor del analista. Cada uno puede padecer de ello ¿Cómo se cura este dolor?

Son las enfermedades del sujeto supuesto saber. Una de las soluciones frente a este dolor es hacer pasar por encima de la barra, en posición de amo, el significante del saber, el S2, que está debajo en posición de verdad reprimida.

Hacer pasar el saber al lugar del amo, cuando, además, ya no hay transferencia, sea al analista o sea a la Escuela, está en la base del devenir del grupo analítico hacia el mutualismo, la burocracia y la jerarquía (oligarquía, gerontocracia, intimidación a los jóvenes…etc.). Es decir el rechazo del saber en lo real11 que esta dimensión del grupo encubre. Se escamotea de este modo la causa freudiana.

El analista sin transferencia

Sin Escuela y sin el pase se consagra el tótem del sujeto supuesto saber o se produce lo que Miller llama una renovado saldo cínico12.

Uno de los ejemplos, de los varios que da a lo largo del libro13, sobre esta cuestión, está en el capítulo Introducción a las paradojas del pase. Es la figura del único o la única y su práctica. Ese que llama analista, y cuya elucidación es impagable.

El analista saca provecho de la separación del sujeto supuesto saber, que se habría consumado en él, para jactarse de no creer ya en nada, o más bien para hostigar a los ídolos. Porque no ve más que semblantes manipulados por estafadores. Gracias a lo cual él, el inocente, es el semblante ($ -> S1), para quien no ceder en su deseo quiere decir “ni Dios ni amo” y hasta “sin fe ni ley”. Él que ha hecho tabla rasa del sujeto supuesto saber, cree, mientras tanto que un psicoanálisis se hace entre dos. Se ha identificado tan bien con el sujeto supuesto saber que ya no lo ve y alardea de haberlo derribado.

La nueva suficiencia analítica no desdeña autorizarse en Lacan, y, precisamente, en el principio donde cree reconocerse, el de que el analista solo se autoriza en sí mismo. Aunque el en sí mismo del analista no es el ego de la pequeña rentista, ni un canto a la soledad.

Colocar al S2 en el lugar del amo supone, reinstaurar una dimensión del psicoanálisis didáctico, aparentan creer en un aprendizaje del psicoanálisis14, confundir el deseo de saber con el de enseñar etc15.

De ahí que la solución de Lacan frente a esta deriva estructural del analista sin transferencia es bien conocida y la repetimos sin cesar: seamos analizantes en la relación a la función del sujeto supuesto saber, a falta de lo cual, no hay Escuela16.

La teoría de la transferencia permite poner en su sitio las paradojas del pase. Así la teoría del pase no se puede separar de la teoría del acto (de pasaje analizante a analista). Y esta está fundada en la función del sujeto supuesto saber. No colocarse en relación a esta función implica un olvido del acto17.

Es a partir de poner luz sobre este punto de sombra espesa, que tiende siempre a oscurecerse, que Lacan propuso su Escuela.

 

Notas:

  1. P. 17.

  2. P. 319.

  3. P. 48 / p. 76. /p. 315.

  4. P. 316.

  5. P. 26. Discurso a la EFP, Otros Escritos, p. 279.

  6. P. 63.

  7. P. 33.

  8. P. 14.

  9. P. 27.

  10. P. 321.

  11. P.126.

  12. P. 193.

  13. Ver p. 147.

  14. P. 49.

  15. P. 213.

  16. P. 321.

  17. Un real que provoca su propio desconocimiento.