Elena Usobiaga| ¿De qué cuerpo hablamos? | Velada de carteles| abril 2022 (2)

¿De qué cuerpo hablamos?

Elena Usobiaga

Fue el tema que elegí para el Cartel que comenzó en el confinamiento y que estamos a punto de concluir.

Estábamos metidos en casa, prácticamente sin salir cuando recibí la llamada de Graciela Elósegui, que me espabiló. Así comenzó este Cartel, compuesto por Susana Vendrell, Adriana Fabiani, Daniel Cena, por mí, y Graciela cómo más Uno.

Al inicio, en el cartel nos planteábamos la pertinencia o no de continuar los análisis en sesiones telefónicas o por zoom, es decir sobre qué “presencia”, la del analista en un momentocómo el que estábamos viviendo. Respecto a esta cuestión, leímos varios textos, recuerdo uno deEsthela Solano, y otro de Gil Caroz, que trataban sobre la cuestión de la presencia del cuerpo del analista.

Seguiré “la pista” de los ejes de lectura que fui siguiendo en el trabajo del Cartel:

Durante un tiempo releí los textos de Freud referidos al cuerpo, que concluí en un pequeño escrito. Diría rápidamente que el cuerpo para Freud era el cuerpo pulsional, y por lo tanto el cuerpo del Síntoma histérico.

Continué mis lecturas con Lacan, y para resumir diría que hice un recorrido en tres tiempos:

1-Años 50: Estadío del espejo. Lo Imaginario

Elprimer hallazgo de Lacan respecto del cuerpo fue el Estadio del espejo. Es decir el descubrimiento de que no hay cuerpo si no hay una identificación a la imagen del semejante, junto con las palabras de reconocimiento. Este es el cuerpo imaginario, organizado por la identificación imaginaria y lo simbólico implícito en el reconocimiento del Otro. Es el cuerpo unificado.

 

2-Años 60:Vuelve a Freud: El cuerpo pulsional, el síntoma- Lo simbólico, que organiza lo real.

A mi entender Lacan en los años 60 desarrolla más el concepto de pulsión, sin abandonar el concepto de cuerpo del Estadío del espejo”.

Siguiendo la teoría freudiana de la pulsión, el síntoma, solo puede entenderse como efecto de la represión que afecta a la pulsión. Se sustituiría entonces, una representación reprimida por otra, (sustitución significante), pero se mantendría la libido pulsional afectando a una parte del cuerpo, lo que daría lugar al síntoma neurótico por excelencia- el síntoma histérico.

Sería más bien el síntoma obsesivo el que se desplaza y no siempre, del cuerpo al pensamiento.

Entiendo que “El inconsciente está estructurado cómo un lenguaje”, no anula para nada lo pulsional. Un significante es lo que representa a un sujeto para otro significante”. Podría parecer que “un sujeto” no tiene cuerpo. (Habeas corpus)

Quizá, me parece que la idealización que podría desprenderse de este postulado, sería que Todo puede ser dicho, al igual que en Freud, podría decirse, que todo puede ser interpretado.

3-Lacan Años 70: El Seminario Encore, La tercera y La Conferencia de Ginebra sobre el síntoma.-Lo real

Tomando a JAM en Habeas Corpus:

“La última enseñanza de Lacan empieza cuando esta fórmula que parecía constitutiva del lacanismo, “el inconsciente procede de lo lógico puro”, queda negada, renunciada, abjurada. Queda remplazada por otra que no está dicha explícitamente pero que puedo hacer aparecer: El inconsciente procede del cuerpo hablante”.

“Lacan dota al sujeto del inconsciente de un cuerpo (…) a diferencia del sujeto, tiene un cuerpo, en segundo lugar este cuerpo es hablante (…) En tercer lugar, no es el cuerpo el que habla, es siempre el hombre el que habla con su cuerpo.” El cuerpo aparece como su instrumento para hablar.

La tercera, Conferencia de Ginebra sobre el síntoma.La letra. El S1 que marca el cuerpo.

Quizá tomando en cuenta el Lacan de los años 70 se pone más de manifiesto la “marca” que está en el cuerpo, que ya no es interpretable, que no basta con tratar de encontrar un S2 que de sentido al S1 y que lo transforme en “legible”, sino que llega al punto en el que siempre habrá algo ilegible, un S1 que ha marcado nuestro cuerpo y que está en el centro de nuestro síntoma. Síntoma del que por más que nos analicemos, no llegaremos a reducirlo a cero.

Lo más interesante de esta última época, a mi entender, es que nos da una nueva manera de conducir un análisis.

Los últimos textos de Miller van en el sentido de tratar de aclarar, desarrollar más este último Lacan.

En ese sentido, entiendo que nos confronta a cómo atrapar, algo de la letra, no con otro S2, “Il y a del’Un”

En esta lectura tomaba toda su importancia algo que Esthela Solano subrayaba,la presencia del cuerpo del analista cómo “un real en juego fundamental en algunos momentos de un análisis”.

Mientras tanto, hoy diría que en nuestras conversaciones en el Cartel sobre el Cuerpo y sobre la pandemia, yo encontraba que se nos escapaba algo de lo real.Incluso mis colegas recuerdan que en mis intervenciones había una incomodidad por no saber decir lo que quería. No encontraba el modo de decir.

De los miembros del Cartel, unos trabajábamos por teléfono, otros por teléfono y por zoom y uno decidió no trabajar hasta que pudiera ser presencial, y este tema formaba parte de la “vidilla” del cartel. Estaba presente la angustia en nuestras conversaciones respecto a la situación que estábamos viviendo.

Encontré en la pag. 102 de “La tercera” unos párrafos magníficos:

A fin de cuentas…¿De qué tenemos miedo? De nuestro cuerpo, responde Lacan. (…) “La angustia es precisamente algo que se sitúa en nuestro cuerpo, en otra parte…”

(…) “Nos percatamos de que la angustia no es el miedo de cosa alguna con que el cuerpo puede motivarse. Es el miedo del miedo…”

Me parecía que hablaba de lo que estábamos viviendo.

Por mi parte seguí un tiempo mi análisis por teléfono, hasta que algo que tocaba a lo real claramente, me decidió a posponer las sesiones, esperar a que pudiéramos reencontrarnos en presencia.

Así lo hice, en cuanto fue posible y tengo el gusto de decir que hace ya unos meses concluí mi análisis. No creo que hubiera sido posible este momento de trabajo analítico si no hubiera sido en presencia.

Diré, que algo de mi incomodidad, de mi imposibilidad de decir tenía que ver, cómo no, con un real mío, pero también presente, más en algunos momentos, por la imposibilidad de juntarnos “en presencia” los miembros del Cartel.