Introducción al seminario de lectura – Cómo terminan los análisis
Buenas tardes. La lectura de este primer capítulo del libro Cómo terminan los análisis. Paradojas del pase de Jacques-Alain Miller ha tenido para mí un efecto que me ha conducido a centrarme en un punto que, como el mismo título indica en 2º término, son las “paradojas del pase”.
Podemos empezar por recordar que lo que Lacan puso en el centro de su Escuela es la falta de un significante que diría qué es el analista como tal. “La experiencia del pase viene precisamente al lugar de esta falta estructural. La Escuela se ordena alrededor de ese vacío mismo para ver nacer y verificar desde ella la existencia de un analista, […] a partir de la experiencia analítica, siempre singular, de un analizante. De ahí que podamos decir que no hay Escuela sin pase y que no hay pase sin Escuela”1.
Como dice Jacques-Alain Miller “… Lacan decía haber creado el pase para esclarecer las vías por las que un analizado llegaba a devenir analista […] Tuvo que constatar que este cambio de posición se mantuvo en la sombra. No obstante, persistió en la experiencia” 2. En la Proposición del 9 de Octubre de 1967 Lacan ubica esa “sombra espesa” que atañe al cambio de posición en el que el psicoanalizante pasa a psicoanalista. Lilia Mahjoub señala que ya por aquellos años en su texto El psicoanálisis. Razón de un fracaso, Lacan se refería a esa sombra espesa como un fracaso que “se refiere al pasaje que va de la tarea que es el psicoanálisis al acto del analista que concernía al deseo del psicoanalista, y al hecho de que ‘Nada decente se ha articulado sobre esto’ ”3.
El hecho de que los psicoanalistas no supieran nada de su acto condujo a Lacan a constatar el fracaso y a escribir su Proposición respecto a ese pasaje o cambio de posición: esta “sombra espesa” que recubre este enlace que lo ocupa: “ese en el que el psicoanalizante pasa a psicoanalista. Y agrega: ‘es esto lo que nuestra Escuela puede esforzarse en disipar’ “4. Es a “su Escuela a la que confía la tarea de recoger el testimonio de este pasaje […] y de esclarecer ese punto que hasta entonces había quedado obscuro” 5.
El pase fue inventado por Lacan para rendir cuenta de un límite estructural y salir del impasse freudiano que le llevó a formular la experiencia del fin de análisis como algo interminable debido a un escollo que encontró en relación a la roca de la castración. Dice Miller: “Freud sostiene, a partir de su experiencia que todo análisis tropieza con un tope al que llama una resistencia, fatal e irreductible, que no está en poder del analista modificar. Designa a su manera lo que, en términos lacanianos se llamaría un real a distinguir de lo simbólico y de lo imaginario, flexibles y mutables. Con este real hay que arreglárselas” 6. Lacan desafía la concepción de Freud respecto a este impasse freudiano interminable del final de análisis y abre la posibilidad al pase como un procedimiento de demostración de orden lógico.
Lacan a lo largo de la enseñanza irá cambiando su concepción respecto al final del análisis. ”Al comienzo habla de la resolución del complejo de castración y de la llamada relación pregenital a través del atravesamiento del fantasma fundamental. Luego, identificación con el síntoma […] Por último con los restos sintomáticos. […] estos restos, cuya permanencia Freud identificó en Análisis terminable e interminable, son positivizados por Lacan introduciendo el concepto de sinthome, estado residual, terminal y fuera de sentido del síntoma una vez descifrado”7. El sinthome a diferencia del fantasma no se atraviesa, es lo que queda, lo real como imposible, ese resto de goce.
La finitud de la experiencia analítica supone para Lacan la transformación o viraje de la posición analizante en analista. Miller hace referencia a la nominación como un efecto, una dimensión de apuesta. “Ganarla depende de que el nuevo AE demuestre en acto, es decir por su discurso, que es capaz de ‘testimoniar -como dijo Lacan en la Proposición del 9 de octubre de 1967- sobre los problemas cruciales en los puntos vivos en que se encuentra para el análisis’ “8.
Miller evoca la modificación, la innovación que introdujo en 1996: el recién nombrado AE haría la lectura de su primer testimonio en público. El pase se convirtió en el horizonte de numerosos análisis como un triunfo que aún perdura. “En los primeros tiempos, cada uno de los testimonios aún públicos era seguido de un examen crítico por parte de un colega al que el AE respondía. Luego, este acuerdo cayó en desuso. La nominación dejó de ser una apuesta para convertirse en una consagración. Nadie se aventuraba a discutir ni evaluar las contribuciones de los AE. Como consecuencia de su nominación, se confiaba en ellos con los ojos cerrados. Sin embargo, con el paso del tiempo […] los testimonios pronto cayeron en el olvido”9.
“Además, solicitado desde todas la partes, un AE se contentaba a menudo con repetir su primer testimonio, masticando indefinidamente su cura y su pase. Se olvidó su cura y su pase. Se olvidó que Lacan -en su Proposición – había invitado al AE ‘a volverse responsable del progreso de la Escuela, volverse psicoanalista de su experiencia misma’ ”10. “Sin embargo, -dice Miller- todo sucedió como si esta frase […] hubiera sido leída como un incitación a convertirse en psicoanalista de su propia cura. Un error. Se dejó de lado que, a los ojos de Lacan, en el Acto de fundación, ‘la Escuela tenía el estatuto de una experiencia inaugural’11 de orden psicoanalítico. Como tal, sí, necesitaba de los analistas. Este mensaje quedó como letra muerta. Qué podemos concluir, si no que la ECF no era para sus miembros más que una asociación gestionada por una administración […], y no el lugar de la experiencia propiamente analítica de una Escuela-sujeto […] en busca de sus intérpretes”12.
El pase es una invitación que se hace al analizante para que ofrezca su experiencia a la transmisión. Sin embargo, Miller señala una de las paradojas del pase respecto a algo del orden de lo que es intransmisible. Dice: “… la estructura del pase es homóloga a la de una formación del inconsciente. Lacan lo dijo. No deja de ser una paradoja, en la medida en que el pase se sitúa fundamentalmente en el plano del objeto. Para ser más precisos: el dispositivo del pase recupera en el plano del significante el momento del pase en lo que lo esencial se juega en el plano del objeto” 13, objeto que está fuera del lenguaje.
J.-A. Miller subraya el carácter paradojal de lo que Lacan esperaba del pase. El pase, en efecto, no puede reducirse al contenido narrativo de un conjunto de enunciados. “…esto no es el todo de la cuestión, pues el caso clínico más detallado y mejor construido nunca nos permitirá concluir si hubo o no pase” 14. La Proposición no se cumplió.
Siguiendo la lectura de Miller se ve bien que desde los tiempos de Lacan ha habido siempre una dificultad con lo logrado de las enseñanzas del pase respecto al paso del analizante al analista. Nos podemos preguntar de qué manera la Escuela del pase que creó Lacan puede contribuir a disipar la sombra espesa que recubre el pasaje de psicoanalizante a psicoanalista. ¿Esta sombra sería algo indemostrable?
Miller muestra bien en estas páginas cómo el pase que Lacan creó ha sido devaluado, desvirtuado en diferentes momentos de la historia del psicoanálisis y por diferentes motivos. Casi desde el inicio de su creación en 1964 el pase fue saboteado por algunos analistas de l ́École Freudienne de París. La EFP fue disuelta por Lacan y el pase fue reanudado por l ́Ecole de la Cause Freudienne retomando la “Proposición” de Lacan sobre el pase. Más tarde, el pase también fue modificado en la ECF en nombre de la contra-experiencia deseada por Lacan.
Recordemos que precisamente el dispositivo del pase fue creado por Lacan para rendir cuenta de un límite en la experiencia analítica, para que el pasante pudiera demostrar algo del orden de lo intransmisible, de lo que no pasa por la palabra, que tiene que ver con el objeto a. Este objeto adquiere relieve en la Proposición de Lacan a través del atravesamiento del fantasma que implica una separación, caída del objeto que el sujeto alojaba en el Otro y que obturaba la relación sexual que no hay.
Esta orientación del pase que había prevalecido en la Escuela durante algunos años sobre el atravesamiento del fantasma fue desplazada bajo la influencia del otro Lacan, del Lacan de su última enseñanza y del final del análisis dependiendo más bien del surgimiento de la no relación sexual, del sínthome, que no es una caída sino lo que resta de la relación sexual, como señala Jacques-Alain Miller.
Siguiendo la lectura del libro Cómo terminan los análisis. Paradojas del pase, creo que podemos ubicar la creación que Lacan hizo del dispositivo del pase a lo largo de su enseñanza como una manera de demostrar, captar lo intransmisible, lo innombrable de la experiencia analítica que se manifiesta en lo que Lacan llamó “sombra espesa”, y que Eric Laurent ha formulado en un artículo con el título El pase y sus restos, publicado en el libro de La práctica del pase en las Escuelas del Campo freudiano.
¿Hoy en día prevalece en algunos testimonios de los AE la narrativa de la historización, sin ceñir ni demostrar lo real, ese indecible, resto irreductible del goce que quedó en el final de la experiencia? Son preguntas que me han ido surgiendo a lo largo de la lectura que he ido realizando por algunos artículos sobre el libro «La práctica del Pase en las Escuelas del Campo freudiano», y que podemos dejar abiertas. Trataré de abordar algunas de estas cuestiones.
¿Qué pasa en la actualidad con el pase? ¿Qué disfuncionamiento ha surgido últimamente en la práctica del pase para que l ́École de la Cause Freudienne esté en crisis y se hayan revisado y regulado los reglamentos del pase? Recordemos, ¿ cómo se inicia la detección de esta crisis del pase? Alejandro Reinoso dice: “Durante la presentación de los testimonios de pase de la ECF, en sus jornadas 2021, […] varios miembros hablaron de su desconcierto y malestar. Ya no reconocieron el pase en varios de los testimonios presentados, cuyos autores fueron todos felicitados. Hubo contradicción flagrante: aplausos y desconcierto, malestar y vítores. […] en este caso el inicio de la fractura se relaciona en forma directa con la transmisión oral de algunos de los testimonios […]. El detonante son testimonios mal logrados, un fracaso: ya no se reconoce el pase en los testimonios de algunos AE y, en consecuencia, caen, ya no se les reconoce en esa función.
Y antes, ¿reconocíamos el pase en los testimonios?, ¿qué era reconocerlo?, ¿antes no alcanzaban el nivel de disfuncionales o no lo reconocíamos? […] ¿Esta disfunción es una coyuntura?, ¿es una contingencia puntual de unas nominaciones o hace parte de una serie? Hay una serie, indica Miller en la introducción, “Preliminar”, a su libro «Cómo terminan los análisis». Paradojas del pase.
Antes no era una disfunción en búsqueda de un síntoma. Ahora sí” 15. Alejandro Reinoso plantea ir del disfuncionamiento al síntoma. Dice: “Una crisis “de veras” del pase implica pasar del disfuncionamiento, de un impasse, al síntoma, en modo tal que el sujeto Escuela quede implicado”16. Según Anna Aromí “[…] solo hay avance por franqueamiento del síntoma. Entonces […] ¿ dónde encontrar el síntoma (o síntomas) del pase que permitirían avanzar”? 17.
A. Reinoso cita a G. Brodsky señalando “ […] el pase, más allá del testimonio, aspira a avanzar sobre lo real que anida en la formación del analista. Un esfuerzo de poesía no puede ignorar la lógica de la cura” 18. La historización, en tanto historia que se cuenta, tiene un límite novelesco en los testimonios: “[…] lo que Lacan captó muy rápido es lo que en el pase mismo, en el procedimiento del pase, es un empuje a la novela…, el pase debe por cierto captarse más bien en los rincones donde la novela desfallece”19, dice Miller.
“Nada es más opuesto al concepto de pase que la repetición de algunos datos clínicos extraídos del propio análisis. Esta impotencia para desprenderse de una historia que ha pasado… y que debería ser desinvestida, abandonada tras de sí después de una última mirada, no es de buena ley. El pase solo tiene sentido si, una vez atravesada, la historia de dolor se desvitaliza, […] pierde su color y sus acentos trágicos para convertirse en comedia”20.
En la última enseñanza de Lacan, la cuestión de lo real del sinthome, viene a mostrar cómo un analizante pudo “hacer con”, arreglarse con lo irreductible del goce que queda, con esos restos de goce y devenir analista, al final de su propia experiencia. “.. el futuro del psicoanálisis depende entonces de lo que el psicoanalista hará del sinthome que él deviene al final de su análisis, y que articulará en su pase si se somete a este procedimiento. Es precisamente esto lo que hace que el pasaje del analizante al analista como sinthome atañe a la invención”21.
El dispositivo del pase no es estático, puede experimentar cambios y avances. El pase fue creado por Lacan como un dispositivo de investigación para atrapar la singularidad del pasante y de su invención para hacer con lo real que lo habita. La pregunta ¿ qué es el analista? se mantendrá siempre, admitiendo sus respuestas uno por uno.
Para finalizar me vienen algunas preguntas que dejo para debatir. ¿Van parejos el final de análisis de un analizante con la nominación de Analista de la Escuela que dispensa el pase, o son dispares? Es decir, ¿puede haber fin de análisis y no nominación? ¿Qué requisitos deben cumplirse para que haya nominación, qué vínculo del AE con la Escuela?
¿Cómo demostrar o transmitir algo de lo real, si pertenece al registro de lo imposible? ¿De qué manera el dispositivo del pase puede atrapar, captar algo de ese imposible de decir? ¿Es la invención la que viene a mostrar cómo cada analista con su singularidad pudo hacer, arreglarse con ese resto de goce que queda, al final de la experiencia, vinculado al sinthome?
Notas:
- Bassols, M. El pase de la Escuela-sujeto y su Analista. La práctica del Pase en la Escuelas del Campo Freudiano. Una iniciativa de Jacques- Alain Miller y Alejandra Glaze. Ediciones Grama, pp. 67-68.
2. Miller, J.-A. Cómo terminan los análisis. Paradojas del Pase. Grama, p. 10.
3. Mahjoub, L. Fracaso (échec) y éxito del Pase: una paradoja para el psicoanálisis. La práctica del pase en Escuelas
del Campo Freudiano, Editorial Grama, pp. 216-217.
4. Lacan, J. Proposición 9 de octubre de 1967, p. 271.
5. Majoub, L. Ibíd., p. 217.
6. Miller, J.-A. Ibíd., p. 13.
7. Miller, J.-A. Ibíd., p. 14.
8. Miller, J.-A. Ibíd., p. 16.
9. Miller, J.-A. Ibíd., p. 16.
10. Miller, J.-A. Ibíd., p. 17.
11. Lacan, J. “Nota adjunta” en Acto de fundación, Otros escritos. Paidós, p. 254.
12. Miller, J.-A. Ibíd., p. 17.
13. Miller, J.-A. Ibíd., p. 52.
14. Miller, J.-A. Ibíd., p. 18.
15. Reinoso, A. ¿El pase en crisis? ¿Del disfuncionamiento al síntoma? La práctica del Pase en las Escuelas del
Campo Freudiano. Una iniciativa de J.-A. Miller y Alejandra Glaze. Editorial Grama, p. 234.
16. Reinoso. A. Ibíd., p. 236.
17. Aromí, Anna. “Carta a los dispositivos del pase», 6 de Enero 2022, p. 236.
18. Brodsky, G, “Siete puntos para conversar sobre el pase en la EOL». “Cita con el pase” Disfuncionamiento del pase, p. 10.
19. Miller, J.-A. «El lugar y el lazo». Paidós, pp. 379-380. (Cita de A. Reinoso, p. 238).
20. Miller, J.-A. «Cómo terminan los análisis». Paradojas del Pase. Op. cit., p.17.
21. Majoub, L. Ibíd., op. cit., p. 224.