Presentación del libro La Práctica del Pase. Bilbao 23.10.2023. «El pase y sus restos», de Eric Laurent

Trato de hacer un resumen del texto de Eric Laurent, y una reflexión sobre esta lectura.

“El pase y sus restos” se apoya en un texto de Jacques-Alain Miller que interpreta los modos de inercia subjetiva en las enseñanzas de los A.E. revelando la posibilidad de una fijación narcisista, de una regresión al estado del espejo.

En su texto, Laurent interroga tres restos del pase en su más allá del atravesamiento del fantasma, situando los dos primeros en el pase y el tercero en la ultrapase.

1.- El pase y los restos de transferencia

Para Lacan el resultado del psicoanálisis no es un retorno a un estado anterior, sino más bien dice Laurent, una especie de sublimación de la transferencia, un pasaje del trabajo de la transferencia a la transferencia de trabajo sin el soporte del analista.

El movimiento psicoanalítico después de Freud constata el impasse de la transferencia ante la roca de la castración y se interroga del destino de esta creencia fundamental y primaria del amor al padre una vez atravesado el recorrido analítico, ya que Freud constata que ese lazo que permite la operación se convierte también en un obstáculo (amor-odio).

Lacan procede a una deconstrucción del padre por una operación lógica, repartición del padre compacto en tres dimensiones: real, simbólico, imaginario. “Ese padre real y mítico”, una referencia de Lacan en el Seminario VII. Más bien se esperaba dice Laurent, “Ese padre simbólico y mítico”.

El “padre real y mítico” está en el mismo registro que “los dioses pertenecen a lo real”. Lacan haciendo uso de la distinción promovida por Pascal, efectúa un cambio cuando se refiere, de un lado al “Dios de los filósofos y los sabios” y por otro lado al “Dios de Abraham, Isaac y Jacob”. Dios tranquilo el de los filósofos, Dios que vocifera, exige y provoca catástrofes, recordando lo que está mal hecho el de Abraham, Isaac y Jacob. Lacan propone pasar de la exaltación de un mito a la expresión de algo que está mal hecho.

¿Acaso no es alrededor de la experiencia de la privación que realiza el niño que se forja el duelo del padre imaginario? Es el padre imaginario y no el padre real, el fundamento de la imagen providencial de Dios y es de ahí que subsisten juntos el padre simbólico, Nombre de Padre y padre del amor y el padre imaginario, padre del odio y del reproche. El sujeto pasa la vida intentando separarse de todo lo que odia de si mismo (kakón).

La operación religiosa de la alianza vela el objeto fundamental, el objeto malo, por medio del objeto de la castración, como alianza, como rito. Lacan se sirve de su soporte para repensar el universal freudiano del padre à partir de la particularidad y de su función lógica que permite conjugar una versión del padre con la autorización de un goce particular, el del pecado del padre.

Lo que resta al final del análisis y que debe ser recogido en su particularidad: para ello sirve el pase, dice Laurent. Está en juego el desenlace del amor de transferencia al final del análisis.

2.- El pase y los restos de identificación

El deseo del psicoanálisis supone una caída en la cadena de las identificaciones especialmente fálicas. El ser vivo no se transmite integralmente. No hay eternidad, hay restos. Se producen los restos por medio de la metáfora: reemplazo de una identificación por otra ligada al discurso analítico.

En el pase del discurso del inconsciente al discurso del psicoanálisis cuando los significantes amos se desprenden de los enlaces que hacían tejido quedando el S1 separado del S2. Producir estos S1consiste en liberar al sujeto de su ingenuidad y de su perplejidad dando la posibilidad de recorrer el laberinto de goce en el que se anudan, repetición, culpa, agresividad, depresión y agitación desenfrenada.

De la cadena significante pasamos entonces, a las relaciones del sujeto con los objetos de su goce: $<>a gracias a la doble función del analista destinatario por un lado de las demandas del sujeto y por otro lado como objeto que detentaría la clave del goce de lo imposible.

A la diferencia del psicoanálisis de esa época que apuntaba a la identificación del sujeto con su fantasma, Lacan supone que el fantasma puede ser atravesado. Así dice Laurent, la identificación de un modo de goce, modifica la identificación dando luz sobre el debate entre la transferencia como repetición de la cadena significante y la transferencia en el presente articulada a la puesta en juego del fantasma en la realidad de la sesión.

El principio de contradicción no existe en el inconsciente, zona donde se sale de la posición entre el sí y el no, el verdadero y el falso. El sentido del síntoma no es más que la primera vía hacia su identificación, vía que topa con el objeto, revelando no solo que la identificación es múltiple, sino y sobre todo que nadie puede identificarse con el inconsciente.

Laurent da el ejemplo del AE Sonia Chiriaco: “No habrá palabra clave, palabra final”. La separación respecto del Otro, no reside en la cadena significante, la separación está del lado del objeto a, agujero de la letra en la dimensión del sentido.

En la vertiente de la cura como experiencia lógica, se produce el agujero en la lengua del sujeto. Lacan aisla así la función lógica de la letra como argumento de una función F(x), la de un agujero en el lenguaje y evoca el poder del “soplador” de la escritura.

Sin embargo, así cavado en los enunciados del sujeto no es suficiente ya que todavía es necesario que el sujeto se zambulla en el agujero abierto en y por el inconsciente que Lacan compara con el agujero del soplador…si esta escritura hace aparecer el agujero en los enunciados – al modo del que produce el argumento de la función- el sujeto puede, no obstante, permanecer en el borde.

Este punto indica un obstáculo con el que pueden toparse los testimonios del pasea escala del fantasma (ejemplos).

3.- Los restos de la hipóstasis y el escabel

Laurent sitúa este punto por la particularidad del dispositivo, es decir: aquella de estar ligada al estatus de “entre dos” no en cuanto al discurso, lo que implicaría la debilidad mental, sino al de un entre dos modos de lectura según el modo del pase, y según el modo de ultrapase.

Según el pase, “el fin del análisis es la resolución del enigma del deseo” por un movimiento de desciframiento. Según el ultrapase, el pase aparece como “un espejismo de la verdad respecto del goce imposible a negativizar”.

JAM introduce el ultrapase para esclarecer la frase de Lacan: “El espejismo de la verdad no tiene otro término que la satisfacción que marca el final del análisis”. Pero la satisfacción que marca el final ya no pertenece al dominio del desciframiento. El parlêtre es confrontado al après-coup del imposible.

Aquí, dice Laurent, es grande la tentación de hipostasiar el encuentro con lo imposible en una letra, una fórmula o un significante que se ha desprendido de las identificaciones infantiles o adolescentes. Se trata más bien de obtener la producción de un significante asemántico por el juego de equívocos interpretativos.

Mas que hacer que el afecto hable, dice Laurent, es cuestión de hacer enlace en sentido contrario entre un forzamiento interpretativo y una nueva satisfacción. “Digamos que la interpretación se pondera en relación con el acontecimiento de goce que es capaz de engendrar”. El apoyo en el amor de transferencia permite al sujeto romper “en su letra” los significantes que le han servido hasta ese momento.

Entonces empieza la experiencia, sin esperanza, de una encarnación hipostasiada. Es lo que hace que el pase como experiencia no sea una sublimación, donde en la hipóstasis formada por el objeto de la sublimación subsiste algún rasgo de narcisismo. Lacan llamó a este resto escabel. Pero desde su primera enseñanza se apoyó en lo imaginario y en el cuerpo para precisar los lazos entre narcisismo y sublimación.

Freud despliega los lazos entre narcisismo y sublimación en “Un recuerdo infantil” de Leonardo da Vinci…vinculado a la creación artística. Lacan retomando esta cuestión a partir de la relación con el Otro que es para él la naturaleza, llega a hacer de este hecho un elemento decisivo de la posición subjetiva de Leonardo “esencialmente una relación de sumisión a la naturaleza”, en un intento de reducir ese Otro mediante una identificación imaginaria… (definición de la sublimación en Seminario IV p. 435 que luego critica como una idealización p.  438-39).

Crítica a lo que JAM dice sobre el escabel aquello sobre lo que se alza el parletre, se sube para ponerse guapo. Es su pedestal, que le permite elevarse, él mismo, a la dignidad de la Cosa”.

A partir de Aún, el goce no aparece como infranqueable. … se pasa de lo inaccesible… a lo imposible… conduciendo esta orientación del paradigma de la transgresión al de la manipulación de la imagen y del partenaire-síntoma.

La sublimación freudiana… en su cruzamiento con el narcisismo” (sublimación, en calidad de manipulación de la imagen, y adoración de la imagen) se reformula por el concepto de escabel, un narcisismo revisitado por Lacan en la medida en que ya no se trata solo de imagen, sino de la creencia que liga el parlêtre al cuerpo, donde el cuerpo es idolatrado en una relación de desconocimiento particular.

El cuerpo es agujero porque es aquello de lo que no hay idea, no hay representación. En cambio, con los objetos de la sublimación que podrán constituir escabel, el sujeto querrá olvidar el agujero.

El escabel está del lado del goce de la palabra que incluye el sentido. Por el contrario, el goce propio del sinthome excluye el sentido. Así los restos de la pasión narcisista detectados en el momento de la experiencia forman parte de esta serie de restos que hay que atravesar realmente por el agujero del soplador.

Abro a la discusión lo que esta lectura me aporta concerniente a la operación lógica y el tratamiento del agujero y sus diferentes restos.

La operación lógica del padre: ante la problemática del padre compacto que lleva al impase del (amor-odio), Lacan introduce un cambio con lo real para extraer la del mito y remaniar un nuevo ordenamiento universal que tiene en cuenta las padre-versiones. Así pone en juego al final del análisis del amor de transferencia, un nuevo amor, un amor más digno.

Función lógica de la letra: en lugar de la identificación del sujeto con el fantasma, Lacan supone un atravesamiento del fantasma al final del análisis. El sujeto una vez extraído de la cadena significante el significante amo S1, la letra, cerca lo que es del orden de un agujero en la lengua del sujeto. En los testimonios de pase, el obstáculo, es a nivel del fantasma.

Atravesamiento real del agujero: el parlêtre confrontado en el après-coup de lo imposible, tiende a hipostasiar con una letra, fórmula ò significante y ahí nace la experiencia, sin esperanza, de una encarnación hipostasiada.

A partir del Seminario Aún Lacan conduce la orientación del paradigma de transgresión al de la manipulación de la imagen y del partenaire-síntoma. Un narcisismo revisitado por Lacan, trata no solo la imagen sino la creencia que liga el parlêtre al cuerpo idolatrado en una relación de desconocimiento particular. Los restos de la pasión narcisista detectados forman parte de esta experiencia.

 

María Luisa Alkorta, socia de la Sede de Donostia de ELP