Presentación del libro La Práctica del Pase en las Escuelas del Campo Freudiano. Una iniciativa de Jacques-Alain Miller y Alejandra Glaze.

La aventura analítica*

Lanzarse a una aventura, como sabemos, conlleva riesgos e incertidumbres, no es un viaje organizado. Desde luego, para la aventura analítica no hay agencia de viajes. Tampoco disponemos de googlemaps. No hay guía, no hay trayectos programados, ni ruta ideal marcada. Aunque no nos embarcamos a ella al azar, tenemos una brújula, la enseñanza de Lacan, que nos orienta.

Pero lejos de lo que se pueda imaginar, el pase no es el final de este viaje. Al contrario, es lo que mantiene vivo el deseo de esta extraordinaria aventura, pues, “el pase es la experiencia del colectivo mismo que es la Escuela como tal1.

Y para cada AE es el hallazgo de un litoral, el de lo real de la experiencia, al que se llega cuando ya no hay más paisajes de sentido tomados del Otro, pero que propulsa a un “más allá”, a la invención de un saber propio en torno a lo más vivo pero imposible de decir y que, con mayor o menor acierto, transmite y transfiere a la comunidad analítica.

Advertidos, eso sí, de que no dará “La” respuesta a qué es “El” analista, sino que abre para cada uno “la posibilidad de sostener dignamente la función “deseo del analista”2.

Los AE sirven para descompletar, para destapar el agujero del significante que siempre faltará, no para consagrarse como verdad: no olvidemos que es una función transitoria que evita la posible tentación de convertirse en un grupo de saber establecido y, que borraría lo que precisamente se obtiene al final de un análisis, la singularidad del ser hablante que cada uno es.

Porque, sobre todo, la práctica del pase es el dispositivo con el que nos armamos en la Escuela de Lacan para subvertir el riesgo que aparece a cada paso de agarrarnos al discurso del amo y al discurso universitario que borran, en nombre de sostenerlo, el discurso analítico. Pues no podemos olvidar que el discurso analítico es su práctica, su experiencia, y para ello es absolutamente necesaria la formación de analistas que la sostengan.

Estamos comenzando un nuevo recorrido de la práctica del pase, pero es que ¿se había desviado?, ¿de dónde?, ¿es que antes sí se sabía hacer y ahora no? ¿O es que el pase es un imposible?

Desde su invención, cada tanto, se habla de fracaso o de crisis. Pero ¿por qué no pensarlo de la buena manera? Ya que, en cada momento de la historia del pase, estos impases del dispositivo han servido para mantener vivo el discurso analítico. En cada apuesta ha habido un relanzamiento, incluso cuando se ha concluido con un “no es esto”, porque lejos de darse por vencida, la Escuela Una encuentra un momento de despertar del sueño del pase para interpretarlo o para, con un acto analítico, sacudir-se el estado de adormecimiento.

Eso sí, de vez en cuando, una crisis nos recordará que no hay palabra final, no hay solución ideal, y nos empujará a tener que reinventar y esforzarnos más en la formación como analistas.

Lo que a mí no me cabe ninguna duda es que la práctica del pase nos va a seguir manteniendo despiertos para no perdernos esta aventura que es el psicoanálisis lacaniano.

Felicidad Hernández, AE (2021-2024).

 

*Tomo esta expresión de Véronique Voruz. “Pasiones” en VV.AA. La práctica del psicoanálisis en las Escuelas del Campo freudiano. Grama, Buenos Aires, 2022, p. 300.

 

 

Notas:

  1. Bassols, Miquel. «El pase de la Escuela-sujeto y su A/nalista», La práctica del pase las Escuelas del Campo freudiano, VV.AA. Grama, Buenos Aires, 2022, p. 71.

  2. Solano, Esthela.»La experiencia del pase2. Op. cit., p. 280.