El tiempo del inconsciente. Temporalidad de la entrada en análisis

La prisa o incluso la urgencia, es un rasgo con el que llegan muchos sujetos a nuestras consultas, más allá del malestar que empuja a acudir a un psicoanalista.

Esta prisa toma múltiples enunciados de productividad, como el pedido de que el tratamiento sea breve o deshacerse rápido del malestar que los habita. Acuden con la queja de un goce que les excede o una demanda de eso que creen que deberían tener; habitualmente comandado por el goce que promete el Otro contemporáneo como un derecho propio.

La demanda de respuestas, el pedido de felicidad o de satisfacción, ponen la demanda en el saber del psicoanalista, dificultando que aparezca una interrogación propia donde los sujetos realicen un trabajo de división y se hagan agentes de su propio discurso.

Lacan en El prefacio a la edición inglesa del Seminario 11, introduce el tiempo de la urgencia y habla de la presión por la satisfacción que está en la demanda de análisis. Aclara, que dar esa satisfacción es la urgencia que preside el análisis1.

El trabajo hacia las jornadas permite poder repensar conceptos fundamentales de nuestra práctica, donde aparece en primer plano la transferencia. Para Freud se esperaba a la transferencia para poder interpretar, para Lacan la interpretación instaura la transferencia. Miller en su curso Donc (1994) nos dirá que la transferencia es la interpretación2.

Interpretación, que se encuentra en el concepto mismo de inconsciente y entendida en tanto que la transferencia da significación de inconsciente a cierto significante. Pero ¿cómo dar esa significación en la época de los desabonados del inconsciente? Realmente en muchas ocasiones se hace complicado.

En la interpretación al revés(1996) Miller subraya que es el inconsciente el que interpreta y que es la interpretación analítica la que viene en segundo lugar, ella se funda en la del inconsciente3. Esto nos deja aún más supeditados a no precipitarnos, no entrar en la demanda y dar lugar al tiempo del inconsciente.

El tiempo está presente en el análisis en múltiples maneras, en la periodicidad de las sesiones,en los cortes de sesión, en el acto del analista, en la presencia del cuerpo en sesión o en la ausencia de él en lo online. También en los tiempos lógicos, donde hoy en día se pasa cada vez más del instante de ver al momento de concluir y quizá no solo por parte de los sujetos que demandan.

Guy Briole en su conferencia para EOL Uruguay sobre las entrevistas preliminares nos alerta de que en los controles ve que los analistas actuales muchas veces producen el acto y confunden prisa con precipitación. Dirigen la vida de los pacientes en lugar de la cura4.

En esta misma conferencia Guy Briole nos da una orientación sobre la posición del analista dentro de las nuevas coordenadas contemporáneas. Plantea que sería un error entrar en la demanda hecha al analista, ya que el modo de respuesta condiciona la demanda. Apunta a salir de la alienación a lo que la modernidad le propone, donde hoy se trata más de una falta en el gozar, que de una falta en el desear. La maniobra de la transferencia debe apuntar a producir que en la queja que tiene hacia el mundo que le rodea se interrogue por su propio deseo, mientras está cegado por la búsqueda de un goce prometido a todos5.

El tiempo recorre de diferentes modos toda la enseñanza de Lacan. En su curso El ultimísimo Lacan (2006) Miller recuerda que la elaboración sobre el tiempo en Lacan está desde antes del comienzo de su enseñanza, en su escrito “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada”. Y nos subraya también, en ese mismo curso, que la expresión el momento de concluir que tanto aparece en los trabajos hacia las jornadas, por su vinculación con los comienzos, no es un simple se terminó, sino una elaboración sobre el tiempo6.

La eternidad es un tema que ocupó al último Lacan. Eternidad definida como el sueño de un despertar, qué como Miller nos aclara, es una definición que no tiene nada de obvio. La ausencia de tiempo se sueña, es lo que se llama eternidad. Justamente el inconsciente es exactamente la hipótesis de que no solo se sueña cuando se duerme7.

Miller define la urgencia como la versión terapéutica de la prisa8. Aclara que en todo lo que tiene que ver con la verdad, siempre hay una precipitación lógica. El analista debe hacer pareja con la urgencia, pero ¿qué quiere decir hacer eso realmente? Debe hacer pareja con el surgimiento de eso que hace agujero, más allá de la verdad mentirosa que la recubre.

La temporalidad del análisis también apunta a poder estar alertados de no entrar en la metonimia que los estanca. No se trata de prisa pero tampoco de estancamiento.

El trabajo con el goce y el exceso en un análisis necesita de tiempo para poder realizar un trabajo que produzca poder hacer con la falta.

Si el parlêtre “es” ese no querer saber nada de eso para seguir gozando9 se necesita poder tomarse el tiempo para producir esa separación. El deseo del analista debe sustraerse de la demanda de lo inmediato y apuntar a causar el decir del analizante. Ese hacer decir, que se irá convirtiendo en una producción de saber propia para el analizante.

El inconsciente no sabe de tiempos y la fijeza del fantasma tampoco. La dificultad está en que ante la demanda y la prisa del sujeto la precipitación del analista no vaya detrás, sino al encuentro del deseo y del acto del analista bien orientados.

Nuestro próximo encuentro en las XXIII Jornadas de la Escuela posibilitarán seguir interrogándonos sobre estos temas.

Velada de preparación para las XXIII Jornadas de la ELP. CPV, Bilbo. 27 de septiembre 2024.

Estibaliz Cotos es miembro de la ELP y de la AMP.

 

Notas:

  1. Lacan, Jacques. “Prefacio a la edición inglesa del Seminario 11”. Otros escritos. Paidós, p. 601.
  2. Miller, Jacques Alain. Donc “Como terminan los análisis”. Paidós, Buenos Aires, 2011, p. 299.
  3. Miller, J.-Alain. “La interpretación al revés”. Entonces Sssh… Eolia, Buenos Aires, 1996.
  4. Briole, Guy. “Conferencia EOL Uruguay. Las entrevistas preliminares, condiciones previas a un análisis”.
  5. Ibid.
  6. Miller, Jacques Alain. El ultimísimo Lacan. Paidós, Buenos Aires, 2013, p. 262.
  7. Ibid, p. 266.
  8. Ibid, p. 21.
  9. Tizio, Hebe. “Acto y deseo del analista”. Freudiana 83. Barcelona, 2018, p. 112.