Consentimiento y Responsabilidad

He elegido para contribuir al trabajo de esta velada, la noción de Consentimiento. En su seminario Causa y consentimiento Jacques Alain Miller, indica que “el consentimiento nos recuerda que, en psicoanálisis, y a diferencia de lo que vale dentro del discurso de la ciencia, la causalidad no suprime al sujeto”1. Añade en este mismo texto, que cuando el hombre de los lobos le preguntó a Freud en “qué medida y en qué condiciones el psicoanálisis cura, éste le respondió que al final del análisis tenemos en el bolsillo nuestro boleto de tren, pero hace falta aún querer tomarlo. Es decir, hace falta consentimiento tanto al comienzo como al final2.

Jaques Alain Miller nos sugiere en este texto abordar, en primer lugar, la cuestión del consentimiento del lado del analista, ya que según sus palabras es más legible de ese lado.

Dice J.A Miller:

El aparato invisible del análisis está destinado a desnudar el decir sí y el decir no […] esto llega al colmo en el analista por el mero hecho de que debe decidir si hay o no, un sujeto analizable. En este aspecto, al comienzo nunca recibimos a un paciente, sino a un paciente en proyecto y la cuestión es juzgar si podrá convertirse en un analizante3. ”Si bien el analista sólo se autoriza de sí mismo, no ocurre lo mismo con el analizante y aquí para el analista está en juego un acto. El debe admitir, debe sostener o rechazar la demanda”4.”¿Qué es exactamente lo que se convalida? Lo que el analista convalida es una posición subjetiva. Como analistas, ustedes deben asegurarse de la presencia, en cada paciente en proyecto, de cierto efecto de significación estándar estrictamente correlativo de su posición subjetiva5.

Denominamos “posición subjetiva” a la relación del sujeto con su propio dicho, ya que el sujeto puede decir que no o decir que sí a su propio dicho, dar su asentimiento a que su dicho lo represente o no6.

Pasemos entonces, a continuación del punto de vista del analista, que debe consentir o no a la demanda de análisis de un sujeto, al punto de vista del propio sujeto.

Para abordar esta cuestión he retomado el texto Modos de entrada en análisis y sus consecuencias de Eric Laurent. En este texto el autor se hace una pregunta: ¿Cómo definir la entrada en análisis en forma diferente al “cuéntame tu vida”?

Dice en su texto:

Esta- la entrada- sólo se produce cuando se instala un espacio que permita que el síntoma se aloje en un nuevo espacio subjetivo. Instalamos un espacio en el cual la verdad es causa, y esta verdad tiene que ser nombrada a través de los síntomas.

Lo que queda por saber, es cómo obtener el consentimiento del sujeto. Esta cuestión es central. ¿Cómo obtener que el sujeto consienta a esta verdad, que se niega a reconocer antes de su entrada en análisis, verdad que hablará a través de él produciendo un nuevo sentido?

En otras corrientes analíticas se trata de alcanzar la respuesta al consentimiento a través de la metáfora del contrato profesional, de la alianza terapéutica o de la alianza con la parte sana del yo. En nuestra orientación, en cambio, es original buscar este consentimiento del lado de la producción de un sujeto vinculado a una causa.

La perspectiva de Lacan fue ubicar este consentimiento en el mismo nivel que el síntoma, es decir: en el nivel de una verdad7.

Para ilustrar de lo que se trata Eric Laurent se detiene en la manera en la que Lacan analiza la entrada en análisis del hombre de las ratas en “Función y campo de la palabra”. Y dice así:

“…Freud había notado que en nombre de la verdad obtiene del Hombre de las Ratas la confesión del tormento fantasmático fomentado por el suplicio de las ratas relatado por el Capitán cruel. Subraya en su texto que al contar su suplicio estaba atravesado por la manifestación de lo que Freud llamó un goce desconocido para él mismo. Al relatarlo en la actualidad de la sesión, en la repetición de este relato hay un goce y esto no se le escapa a Freud.

En el momento en que se pone en juego la verdad, el nuevo sentido que se obtiene manifiesta una cara de goce, un sentido empapado de goce. En este movimiento que anuda verdad y goce se produce una nueva implicación del sujeto. Tenemos así la raíz del consentimiento del sujeto a esta nueva verdad: consiente porque al decirla en la experiencia analítica se produce un goce que lo implica8.

El producto de esta operación de anudamiento goce-verdad es un nuevo sujeto, si se lo admite, entonces se puede hablar de una nueva implicación subjetiva.

Por lo tanto, debe haber primero un decir “sí“, por parte del analista y segundo una admisión por parte del sujeto a este anudamiento goce-verdad para que se pueda entrar en análisis. Pero si tal y como dice J.-A. Miller en su texto, hay consentimiento tanto al comienzo como al final, ¿cómo se entendería la cuestión del consentimiento a la salida?

En este mismo texto, Eric Laurent nos indica, que las salidas de análisis implican por retroacción, los modos de entrada: que no hay final de análisis si no hubo entrada. Y añade que encontramos en el aprés-coup de la conclusión del análisis, que todo ya estaba allí desde la primera sesión.

Dice al final de su texto:

Toda la cuestión del inicio y del final del análisis está entre inventar significantes y separarse de ellos. Hay un tiempo para inventar y otro para separarse. Una vez que el sujeto calcula, describe, nombra las figuras de su goce queda un por qué. Hay un tiempo para nombrar y otro para separarse del porqué. La operación que tratamos de alcanzar con los medios analíticos es la que obtiene el místico: el consentimiento a lo que hay. Concebirse a sí mismo como matema o como una consistencia lógica, implica estar sin porqué. Se puede formalizar con el matema de la separación, con la paradoja de que separarse al mismo tiempo es consentir, lo que resulta extraño a primera vista, pero que luego permite ver cómo efectivamente se puede formalizar la diferencia entre la entrada y la salida9.

Tras este recorrido sobre los textos referidos, que considero fundamentales, me planteo, qué tendrían en común el consentimiento al inicio y al final del análisis. He pensado, y lo abro a la conversación, si este consentimiento pudiera tener que ver en ambos casos con la ética y la responsabilidad del sujeto. Ya que la responsabilidad subjetiva implica esencialmente el decir que sí o el decir que no, el consentimiento o el rechazo.

En el caso de la entrada en análisis la responsabilidad podría consistir en aceptar, asumir, reconocer que algo de eso de lo que se queja el sujeto, tiene también que ver consigo mismo, aunque no logre ubicar de qué manera en ese momento.

¿Pero cómo podríamos entender la responsabilidad con relación al final de análisis? En el curso Causa y consentimiento de J.-A. Miller hay un comentario que nos podría servir como respuesta y dice así:

Es cosa de cada uno a qué Otro hace existir y si tiene noción de la responsabilidad implicada en ello.

No hay aquí incitación a no hacer existir ningún Otro. Todo lo contrario, porque no hacer existir ningún Otro es un retorno a la irresponsabilidad, lo cual no se condice con el hecho de que el analista es eminentemente responsable de su posición subjetiva por más que tenga una noción de la causalidad que la determina ¡y sobre todo por eso! La cuestión es qué hace con lo que atisbó al respecto. (Por ejemplo, si considera que por ello puede permitirse todo: “Si atravesé mi fantasma, todo está permitido. ¿Por qué no?) Pero para tomar la posición del analista hay que imponerse un Otro y no de cualquier tipo10.

Para finalizar, quisiera plantear una pregunta para contribuir a la conversación. ¿Cómo se podría entender este comentario de Eric Laurent, en el que plantea que esa paradoja del final del análisis en la que “separarse es al mismo tiempo consentir… permite ver cómo se puede formalizar la diferencia entre la entrada y la salida?”¿Cómo podríamos entender la diferencia entre la entrada y la salida si en ambos casos se constata que debe haber consentimiento? Y si como el mismo autor nos recuerda, “Lacan los pone bajo la misma perspectiva afirmando que el análisis termina según el inicio del que ha partido”11.

Onintza Orbegozo, socio de la Sede de San Sebastián de la ELP.

 

Notas:

  1. Miller, Jacques Alain. Causa y consentimiento. Paidós, Buenos Aires, 2019, p. 111.
  2. Ibid., p.112.
  3. Ibid., p. 42.
  4. Ibid., p. 46.
  5. Ibid., p. 47.
  6. Ibid., p. 52.
  7. Laurent, Eric. Modos de entrada en análisis y sus consecuencias. Eolia-Paidós, Buenos Aires, 1995, pp. 11-14.
  8. Ibid., p.15.
  9. Ibid., p. 42.
  10. Miller, J.-A. Causa y consentimiento. Op.cit.,p. 48.
  11. Laurent, Eric. “Lógicas de la entrada en análisis». Freudiana 15.