Iniciar un análisis
El texto de presentación de este Cursus de la Biblioteca, comienza con dos preguntas: ¿Cómo se inician los análisis? ¿Por qué alguien decide hoy iniciar un análisis? Que abre otra pregunta ¿qué esperar de un psicoanálisis?
Voy a presentar un recorrido por dos textos de Freud, ambos de 1912:
- La dinámica de la transferencia
- Consejos al médico en el tratamiento psicoanalítico
En el texto de presentación del Cursus también encontramos dos cuestiones que, me parece, articulan los dos textos:
- A pesar de la multiplicidad, de la singularidad, por la que un sujeto puede dirigirse a un analista, los teóricos plantean que siempre se empieza de la misma manera: por la transferencia.
- Lacan introdujo, bajo la noción de entrevistas preliminares, lo que Freud denominó los consejos al médico sobre el inicio del tratamiento.
Freud construye la teoría de la transferencia para dar cuenta de un hecho que se le presenta de forma imprevista en su práctica analítica.
En el texto “La dinámica de la transferencia”, explica por qué esta surge necesariamente en toda cura analítica y cómo sin su presencia no hay trabajo analítico: “Recordemos que las influencias experimentadas durante los primeros años infantiles determinan, en cada individuo, la modalidad especial de su vida erótica […]quedando una parte a disposición de la personalidad consciente y otra parte confinada en lo inconsciente [..].El individuo, cuyas necesidades eróticas no son satisfechas por la realidad, orientará representaciones libidinosas hacia toda persona que surja en su horizonte…así que es perfectamente normal y comprensible, que se oriente también hacia la persona del médico”1.
La transferencia no es exclusiva del psicoanálisis, nos dice Freud en este texto, ya que también “en los sanatorios en los que los nerviosos no son tratados analíticamente, la transferencia muestra también máxima intensidad y adopta las formas más indignas, llegando a veces hasta el sometimiento más absoluto […] así que no debemos atribuir al psicoanálisis, sino a la neurosis misma, estos caracteres de la transferencia”2
La transferencia en los sanatorios adopta las formas más indignas, llegando hasta el sometimiento más absoluto, nos dice Freud, advirtiendo sobre el mal uso de la transferencia, así como a desconfiar de un éxito terapéutico rápido, efecto de la sugestión.
El analista, entonces, representa un objeto que completa una falta presente en el sujeto que habla; el sujeto tiene una falta que el analista puede colmar.
Freud habla de la transferencia positiva y de la negativa, que habitualmente coexisten en un tratamiento; señalando un límite “allí donde la transferencia se ha hecho esencialmente negativa, como en los paranoides, cesa toda posibilidad de influjo y curación”3.
Sin la presencia de la transferencia, entonces, no hay trabajo analítico y no conviene interpretar sin esperar a la consolidación de la transferencia. Pero también nos advierte que, por un lado la transferencia es el motor del análisis y por otro lado constituye un fenómeno parasitario que perturba la continuación del trabajo.
¿Por qué? El paciente, por el amor, intenta agradar a su analista y esto funciona como tapón. No quiere saber nada y deja de asociar, solo quiere amar nos dice Freud en el texto.
Quien impulsa el trabajo en este segundo tiempo es el deseo del analista, que no apunta a completar al otro, sino a las determinaciones inconscientes del sujeto.
Y aquí pasamos al segundo texto.
Miller4 plantea que cuando un sujeto llega a la consulta, no sabe lo que le ocurre y muchas veces los médicos tampoco. La psicoterapia, a diferencia del psicoanálisis, consiste en volver a poner al sujeto en la posición de “yo sé”. Entonces, se hace un contrato terapéutico con él, se le dice que se hará desaparecer eso de lo que se queja realizando unas técnicas y ordenándole, llegado el caso, completar el tratamiento.
Actualmente los tratamientos psicológicos están atravesados por el ideal de la eficacia, es decir, su condición es la corta duración y un coste lo más bajo posible.
Se abre la pregunta sobre la posibilidad de cómo se las puede arreglar un analista para introducir un “hace falta tiempo”; es decir, la posibilidad de que se instale la transferencia, en la época actual, donde lo que impera son los objetos plus de goce.
Mientras que en el psicoanálisis, nos dice Miller, lo que prevalece es un “yo no sé” y no podemos creer que, debido a la fórmula del S.s.s. del analista, esté en los más mínimo afectado por el índice “yo sé”. Lacan aclara muy bien que tanto el analista como el analizante están del mismo lado en relación con el inconsciente, es decir, invocando que la puerta se abra.
Que un análisis se inicie no está garantizado cuando un sujeto viene a vernos, nuestra definición de la entrada en análisis es diferente al “cuéntame tu vida, sino que se produce cuando se instala un espacio que permita que el síntoma, sobre el que se fundamenta la queja, se aloje en un nuevo espacio subjetivo”5.
Que este nuevo espacio se instale precisa de las indicaciones del analista. Freud señaló que hay una diferencia entre el psicoanálisis y la psicoterapia; la eficacia del análisis no está basada en un orden sugerido por el médico, no se trata de una sugestión, sino de una lógica.
¿Qué lógica? La de los significantes que testimonian de la huella de su existencia en un sujeto; toda la serie de los significantes supone que hay un sujeto metaforizado por una serie de experiencias de goce6.
La entrada en análisis, entonces, se produce cuando hay una implicación del sujeto en su mensaje.
Y el analista ocupa el lugar que conviene con mayor facilidad cuando perdió sus particularidades y se pudo despojar sus identificaciones a través de su experiencia analítica.
Volviendo al texto de Miller, el inconsciente es el lugar del saber, es el lugar del “eso sabe”, que no es en modo alguno lo que constituye la posición del analista, salvo cuando se lo identifica o él se identifica con ese lugar. Pero lo que lo sostiene, al contrario del psicoterapeuta, es el trabajo del “yo no sé”.
Esther González, miembro de la ELP y la AMP.
*Cursus de la BOL Bilbao «Iniciar un análisis». 6 de enero de 2024.
Notas:
- Freud, Sigmund. “La dinámica de la transferencia”, Obras completas, vol. XII. Amorrortu, Buenos Aires. 1997, pp. 97-98. ↑
- Ibid., p. 99. ↑
- Ibid. ↑
- Miller, Jacques Alain. Mutaciones de goce. Textos de orientación hacia las 32 Jornadas Anuales de la EOL. ↑
- Laurent, Eric. Modos de entrada en análisis y sus consecuencias. Paidós, Buenos Aires, 1995, p. 11. ↑
- Ibid. ↑