Las entrevistas preliminares

Comenzaré con una cita de Lacan en las conferencias dadas en Sainte-Anne, en diciembre 1971, durante el tiempo de su seminario El saber del psicoanalista, y publicadas en castellano bajo el título de Hablo a las paredes. En la segunda de esas conferencias, Lacan dice: ”Todos saben, aunque muchos lo ignoren, de la insistencia que pongo en las entrevistas preliminares al análisis, ante aquellos que me piden consejo. No hay entrada posible en análisis sin entrevistas preliminares”.

Esta misma posición era la de Freud, como vimos en la anterior reunión de la BOLBI, cuando Freud hablaba de un “ensayo de prueba” durante un tiempo para valorar si un sujeto es susceptible de iniciar una cura analítica, y su conocida metáfora del ajedrez sobre los inicios y finales de análisis, que es ya una metáfora de una cierta formalización. Leo la cita en “Sobre la iniciación del tratamiento”, de 1913: «Si intentamos aprender en los libros el noble juego del ajedrez no tardaremos en advertir que solo las aperturas y los finales pueden ser objeto de una exposición sistemática exhaustiva, a la que se sustrae, en cambio, la infinita variedad de las jugadas siguientes a la apertura”. Éric Laurent, en Freudiana nº 19, comenta esta metáfora: “Inicio y conclusión de la cura no se contraponen. Lacan los pone bajo la misma perspectiva afirmando que el análisis termina según el inicio del que ha partido. Así como toda la infancia puede estar resguardada en el más ínfimo recuerdo infantil encontramos también, en el après-coup de la conclusión del análisis, que todo ya estaba allí desde la primera sesión”.

Pero no nos precipitemos. Las entrevistas preliminares, no son la entrada en análisis. Si bien son una condición necesaria no son suficiente, hay un corte entre las entrevistas preliminares y la entrada en análisis. Como dice Ernesto Sinatra,” …el corte efectuado entre las entrevistas preliminares y la entrada en análisis implica la puesta en juego de la categoría de la decisión, consentimiento o rechazo respecto del saber”.

Por su parte, Jaques-Alain Miller en su Introducción al Método Psicoanalítico, libro que recoge intervenciones en el Seminario del Campo Freudiano en Brasil a finales de los años ochenta, con la claridad y el rigor lógico que le caracterizan lleva a cabo una formalización de los principios de la práctica analítica, tratando de aproximarse a lo que denomina un Discurso del Método psicoanalítico, pero insistiendo en que no se trata de establecer un estándar, o una técnica. En el análisis las cuestiones técnicas son siempre cuestiones éticas, y ello debido a una razón muy precisa: porque nos dirigimos al sujeto. Y la categoría de sujeto no es una categoría técnica, debe ser colocada en la dimensión ética.

En la práctica, ¿qué significan las entrevistas preliminares? Significa que el comienzo del análisis es aplazado, el analista se demora en iniciar el proceso que pueda autorizar la demanda de análisis y avalarla.

Miller describe tres niveles en este proceso:

El primero es el de la Avaluación clínica (neologismo que, según Ernesto Sinatra, quiso combinar el término evaluación con el aval que el analista ofrece con su decisión).

En la avaluación se trata de determinar algo respecto a la estructura clínica ante la que nos encontramos, es decir, un medio para realizar un diagnóstico preliminar. Esto cobra la mayor importancia en caso de estructuras psicóticas, incluso aquellas denominadas pre-psicóticas, que como es bien sabido, debemos tener el máximo cuidado para no desencadenarlas a través, como dice Miller ” …de una palabra cualquiera”. Por esta razón en la práctica lacaniana es necesario que el analista tenga un profundo conocimiento de las estructuras clínicas (psicosis, neurosis, perversión). Es preciso estudiar la clínica psiquiátrica, el saber clínico, y utilizarlo en la experiencia. Debemos buscar los llamados Fenómenos Elementales, categoría de la clínica psiquiátrica francesa, categoría retomada por Lacan, y éste de De Clerambault. Los Fenómenos Elementales pueden existir antes del delirio, antes del desencadenamiento de una psicosis. Constituyen, dice Miller, ” una firma clínica”, que hay que buscar de manera metódica.

Tales fenómenos se sitúan fundamentalmente en tres niveles:

  1. Fenómenos de automatismo mental. Se trata de la irrupción de voces, del discurso de otros, en la más íntima esfera psíquica. Estos fenómenos pueden estar presentes de manera silenciosa durante años, con apenas una o dos irrupciones en la infancia o en la adolescencia, quedando luego encubiertos. Es necesario siempre centrarse en esa irrupción.
  2. Fenómenos que conciernen al cuerpo: extrañeza con relación al cuerpo, fenómenos de despedazamiento, separación, etc., así como distorsiones con relación al tiempo y al espacio (lo que podríamos llamar en el lenguaje del DSM fenómenos de despersonalización y desrealización).
  3. Fenómenos que conciernen al sentido y a la significación: experiencias inefables, inexpresables o de certeza absoluta, significaciones que se dirigen siempre al sujeto, exclusivamente a él (lo que en semiología psiquiátrica conocemos coma autorreferencia mórbida, descrita por Neisser).

En la avaluación clínica debemos distinguir entre psicosis y neurosis, histeria y obsesión, y no siempre se distinguen claramente. La práctica habitual de las supervisiones, incluso en el tiempo de las entrevistas preliminares, se hace aquí también necesaria.

El siguiente nivel que Miller desarrolla es el de la Subjetivación, o localización del sujeto. La consideración metódica del sujeto es lo que hay de nuevo en Lacan desde “Función y campo…”, cuando él mismo dice que da comienzo a su enseñanza, en 1953. El sujeto no es el individuo. El nivel descriptivo no es de mucha valía en la experiencia analítica. El sujeto en psicoanálisis es un sujeto que habla, que dice, es un sujeto de derecho, del derecho a decir. Es la ética analítica la que constituye, en la experiencia analítica, al sujeto. Lo esencial es lo que el paciente dice, es decir localizar al sujeto en sus dichos. Ahora bien, es esencial un segundo paso: cuestionar la posición de aquél que habla con relación a sus propios dichos. Lo esencial es, a partir de los dichos, localizar el decir del sujeto, lo que Lacan, retomando una categoría de Roman Jakobson, llamaba enunciación, que significa la posición que aquel que enuncia toma con relación al enunciado. Eso es el sujeto. Miller toma el ejemplo de la negación, que Lacan designa como colofón, índice subjetivo. E indica cómo frecuentemente el sujeto neurótico no puede aceptar el deseo sin la marca de la negación sobre éste.

De este modo, como principio del método, es imperativo para el analista distinguir siempre el enunciado de la enunciación, y paralelamente, el dicho del decir. Una cosa es el dicho, el dicho como hecho, y otra lo que el sujeto hace de lo que dice.

El tercer nivel de las entrevistas preliminares, que Miller sitúa antes de la entrada en análisis propiamente dicha, es el de la Rectificación subjetiva. Las entrevistas preliminares no son solamente una investigación para descubrir dónde está el sujeto. Se trata de efectuar un cambio en la posición del sujeto, transformar a la persona que vino a vernos en un sujeto, en alguien que se refiere a lo que dice guardando cierta distancia con relación al dicho. ¿A qué conduce, se pregunta Miller, esta primera localización? A aceptar la asociación libre, a hablar sin saber lo que se dice, o sea, a abandonar la posición de Amo. Lo que Lacan llamaba rectificación subjetiva es pasar del hecho de quejarse de los otros para quejarse de sí mismo. El acto analítico consiste en implicar al sujeto en aquello de lo que se queja. Se produce una rectificación subjetiva cuando en el análisis el sujeto asume también su responsabilidad esencial en lo que le ocurre. El lugar de la responsabilidad del sujeto es el mismo del inconsciente.

Una vez introducidos en el inconsciente se inaugura ese tiempo de apertura de la transferencia, así como lo que Lacan denominó su pivote: el establecimiento del Sujeto Supuesto Saber. Estamos ya en la entrada en análisis, al inicio de la experiencia analítica, como veremos con mayor desarrollo en la próxima cita de la Biblioteca de Orientación Lacaniana de Bilbao.

Juan Jesús Ugarte, miembro de la ELP y AMP. 

 

*Cursus de la BOL Bilbao «Iniciar un análisis», 7 de Marzo de 2024.

Bibliografía consultada:

  • Miller, Jacques-Alain. Introducción al método psicoanalítico. Eolia-Paidós, Buenos Aires, 1997.
  • Sinatra, Ernesto. Las entrevistas preliminares y la entrada en análisis. Cuadernos del ICBA nº9. Grama, Buenos Aires, 2004.
  • Instituto del Campo Freudiano en España VV. AA. Las entrevistas preliminares. Cuadernos de Psicoanálisis nº13. Eolia, Barcelona, mayo 1995.