Iniciar un análisis, según el texto de J.-A. Miller, “Introducción a un discurso del método analítico”*

Hemos tratado, en las anteriores sesiones de este Cursus, del establecimiento y resorte de la transferencia.

Para esta ocasión, y según mi lectura del libro Introducción al método psicoanalítico, tomaremos la perspectiva del sujeto y del inconsciente. En otros textos de los ochenta, “CST”, “Tres para el mohíno”, Miller aborda la cuestión del comienzo por el lado de la transferencia y el síntoma.

He tomado los capítulos I al III de la primera parte titulada “Método”. El capítulo IV aborda cuestiones específicas relativas a algunos aspectos de los tres primeros. (Interpretación, goce otro, forclusión generalizada..)

Me parece importante subrayar que el sujeto del psicoanálisis no es el equivalente del sujeto en la filosofía, el sujeto que conoce algo, o aquel que se se investiga como un objeto, o incluso en la psicología, las cualidades del individuo, sinónimo generalmente de error en la consideración de algo. Miller afirma que “la consideración metódica del sujeto es lo que hay de nuevo en Lacan1. Es incluso aquello con lo que Lacan mismo considera que comienza su enseñanza, en “Del sujeto por fin cuestionado”.

En esta perspectiva, podemos afirmar que no hay análisis sin sujeto, y que el análisis se inicia con la puesta en función de este. Para considerar la lógica de esta puesta en función, J.-A., Miller plantea en tres niveles el recorrido que va desde el primer encuentro entre analista y paciente hasta la apertura del espacio analítico con la introducción del sujeto del inconsciente, esto es, la entrada en el discurso analítico. Este recorrido que es equivalente a las entrevistas preliminares, de las que también hemos tratado en el Cursus. Los prolegómenos al análisis.

Digamos ya, siguiendo a Miller, que el sujeto no es localizable en los hechos. En los hechos hay individuos, pacientes, ciudadanos… El sujeto es una cuestión de derecho. Hay una vinculación estrecha, que menciona Miller, entre el derecho y la castración, y la falta en ser. Que es de lo que trata la práctica analítica. Podremos hacer al respecto alguna consideración sobre la época actual y el derecho al goce. Cómo enfocarla para el inicio de análisis.

Propongo considerar los tres niveles mencionados en el este recorrido como la constitución del sujeto. Se trata de garantizar el paso de paciente, de la petición de ser paciente, a sujeto, a la Demanda de un sujeto.

El primero de los tres niveles mencionados, la avaluación, es un neologismo que Miller introduce para condensa evaluación, o más bien juicio clínico, y garantía. No solemos usar este término pero viene en el lugar del diagnóstico. Este, en psicoanálisis no consiste en una objetivación clasificatoria sino en ubicar al sujeto en la estructura del lenguaje, a partir de los fenómenos clínicos que el paciente relata.

Hay aquí, pues, dos aspectos:

  • la consideración de los fenómenos clínicos —Miller menciona con precisión los fenómenos elementales— para distinguir neurosis y psicosis. Y la función de la modalidad de goce —si sutura o no la pregunta por el deseo— para situar la perversión. El interés de estas distinciones de estructura es el de poder calibrar y calcular los efectos, eventualmente negativos, del dispositivo analítico para el sujeto.
  • la relación del que habla a lo que dice. La distinción entre enunciado y enunciación, tomada de la lingüística, es ya una primera aproximación a la división del sujeto, o más bien al sujeto pues este es sinónimo de su división Es esencial calibrar si hay o se puede establecer distancia entre ambos, si hay distancia entre los dichos y los modos de decir, si el sujeto no está identificando a un significante amo. Esto introduce la dimensión de la falta. Miller escribe esta dimensión como una caja vacía, en el extremo de una línea horizontal que parte de una vertical que vale por la aserción de un dicho. En la caja vacía podrán situarse las variedades de las modulaciones subjetivas de lo que se dice. Podemos resumir estas como diferentes modos de negar un dicho, que corresponderían a las grandes estructuras clínicas, y también otras más variables y singulares, teniendo en cuenta la dimensión temporal, que posibilita distintas posiciones a lo largo del tiempo, decir algo y desdecirse, ponerlo en duda, considerarlo un broma, etc. La dialéctica del deseo en las neurosis podría ser una de ellas, teniendo en cuenta el ejemplo de la demanda en tres tiempos de un sujeto obsesivo: afirmación, anulación y negación de la anulación.

Tenemos así, con la modalización del dicho, que solo se produce si suponemos la existencia del lugar vacío, lo que Miller denomina propiamente localización, como un efecto de un recorrido de subjetivación.

Hay que tener en cuenta que la dimensión de la falta tiene una vertiente dramática, por lo que hay que considerar si el sujeto puede afrontar la falta, la distancia de su enunciación, sin grandes catástrofes o si las soluciones que mantiene vigentes son inamovibles.

Pero no todo el trayecto de la producción del sujeto analítico se acaba en esta relación con la falta. Para que se dé un cambio en la posición inicial del sujeto, es necesaria una vuelta más, que Miller denomina con un término proveniente de la “Dirección de la cura”, el de Rectificación, “rectificación de las relaciones del sujeto con lo real2. Pero precisa Miller, que se trata de lo real tal como Lacan lo sitúa en su última enseñanza, como lo que escapa al dicho, aunque solo podamos aproximarnos a ello por el dicho.

Por los ejemplos que pone Miller, vemos que trata de una modificación de la Demanda inicial del sujeto. En tanto esta demanda está articulada a un modo de goce. ¿Es posible verificar si el sujeto puede modificar su relación al goce? Más precisamente, tomando los términos que planteo Miller si “ese goce resuelve las cuestiones del deseo,[o], intensifica la cuestión sobre el deseo3.

Me parece que podemos pensar esta pregunta en la actualidad de los casos que se presentan por el lado del goce y no tanto por el lado de la falta en ser.

En estos tres capítulos que presento, está en primer plano el acto del analista, que es lo que soporta todo el trayecto preliminar, y después, y pone de relieve la importancia de las decisiones a tomar.

Luis Alba, miembro de la ELP y AMP.

Cursus de la BOL Bilbao «Iniciar un análisis», 7 de Marzo de 2024.

* Miller, Jacques-Alain. Introducción al método psicoanalítico. Paidós, Buenos Aires, 1997.

Notas:

  1. Miller, Jacques-Alain. Introducción al método psicoanalítico. Paidós, Buenos Aires, 1997, p. 36.

  2. Lacan, Jacques. Escritos 2. Siglo XXI, Buenos Aires, p. 572 y p. 578.

  3. Miller, Jacques-Alain. Introducción al método psicoanalítico. Op.cit. p. 35.