Luis Alba | Coloquio hacia La Gran Conversación | Texto para el coloquio

Texto para el coloquio

17 de marzo de 2022. Sede Bilbao de la ELP

Luis Alba

Quiero presentar algunos puntos extraídos de la reflexión en torno al texto de Lacan Ideas directivas…”. De 1958, publicado en 1962.

Me parecía que, dado que hasta la época del Seminario Aún y de L’etourdit Lacan no volvió a abordar la cuestión de la sexualidad femenina de manera directa, en ese texto del ’58 podrían aislarse elementos que enmarcarán la cuestión a partir de 1970

El texto se sitúa en el “gran momento del falo” como dice J.-A. Miller, en el segundo paradigma del goce.

Se encuentra en Ideas directivas… el trabajo de Lacan para situar todo lo concerniente a la sexualidad femenina en relación al falo. Mediante una crítica a todas las elaboraciones postfreudianas que, para resumir, habían tratado de establecer una especificidad propia de la feminidad más allá de la referencia freudiana a “una sola y única libido” para los dos sexos.

Una especificidad propia de la sexualidad femenina, pero de manera, digamos, simétrica a la masculina, en un esfuerzo, especialmente notable en Jones, por la igualdad entre los sexos.

En esta simetría podemos situar la progresiva referencia después de Freud a las “frustraciones maternas” que toma el relevo de la “represión paterna”.

La actualidad de la política como cuidados, “care”, atención a los afectos, incluso cierta promoción del cuerpo femenino, hacen pensar que la Encontramos también la referencia al feminismo del momento, referencia, no explícita, a Simone de Beauvoir, cuando menciona los “representantes del sexo”, con su anticipo del constructivismo: “no se nace mujer, llega una a serlo (…) la civilización en conjunto es quien elabora ese producto intermedio entre el macho y el castrado al que se califica como femenino” (p. 87). Lacan se inscribe también contra el determinismo biológico, etc, contra el desarrollo, pero para plantar el realismo de la estructura.

A partir del apartado VII se produce una inflexión, con la pregunta que es fundamental y constituya ya un anticipo de una interrogación de un registro más allá del falo para plantear la sexualidad femenina: “conviene preguntar si la mediación fálica drena todo lo que puede manifestarse de pulsional en la mujer, y principalmente toda la corriente del instinto materno.¿Por qué no plantear aquí que el hecho de que todo lo que es analizable sea sexual no implica que todo lo que es sexual sea accesible al análisis?” (p. 693)

Vemos que si para Freud, el instinto materno era la salida a la demanda de falo de la niña, Lacan apunta aquí a otra posibilidad.

Para atisbarla hay que tomar en cuenta la afirmación del punto 3 del apartado VIII: “Si se parte del hombre para apreciar la posición recíproca de los sexos”.La reciprocidad hipotética de los dos sexos solo se obtiene conceptualizando lo relativo a cada sexo a partir de la posición hombre, lo que lleva a considerar a cada uno de ellos en el lugar del falo. Bien sea por el lado del tener —la maternidad para la mujer— o bien del ser. En esta vertiente se sitúa el pretendido masoquismo de la mujer —cf. H. Deutsch—, como fantasma masculino. Hoy podríamos decir que es una forma de hacer “todas las mujeres”, o hacer La mujer.

Pero una mujer solo ocupa ese lugar, —el Venusberg, lugar del falo en tanto objeto de deseo—, en la mascarada, esto es como semblante para atrapar el deseo del Otro. No se trata de que sea realmente ese objeto, esto sería lo peor.

La reciprocidad solo se produce a partir del falo en tanto es el significado del deseo de la madre.

Con el estudio de la frigidez y de la homosexualidad femenina, considero que Lacan toma el problema del revés, sin considerarlo resuelto —aquí le parafraseo—; es decir aborda la cuestión desde el lugar de la mujer, y se pueden extraer consecuencias de ese estudio válidas para la sexualidad femenina —no solamente para los casos de frigidez y homosexualidad.

Este lugar viene señalado separando la castración del falo, en tanto que este sería en cierta forma su resolución. Esta distinción es esencial.

El falo funciona para una mujer como un velo tras el que se designa un lugar, otro lugar distinto de aquel en que proliferan las significaciones fálicas. Un lugar de “pura ausencia” (p. 696)

La castración, concebida a partir del hombre cómo pérdida de un órgano, “no concierne realmente” a las mujeres. Se hace necesario dar otro estatuto a la castración que propongo que está designado aquí como “ausencia”.

Des esta ausencia se hace necesaria la palabra de amor. Aunque en la consideración de la homosexualidad hace referencia al amor cortés por parte de la joven homosexual hacia la dama, en el título del apartado se trata de amor ideal. Me parece que este calificación apunta a algo distinto en el amor, tal como las referencias a la “adoración”, a la figura de Cristo, etc, en el apartado dedicado a la frigidez parecen indicar. Una dimensión del amor que va más allá de la sublimación del objeto —como en el amor cortés— y que concierne a S de A barrado.