Adicción y Toxicomanía a partir de Lacan

Mi nombre es Laura y soy psicóloga sanitaria.

En mi caso, la mayor parte de la experiencia que tengo en consulta es haciendo terapia para dejar de fumar. El motivo de consulta es claro “quiero que me ayudes a dejar de fumar”, aunque si hablamos de la demanda, me parece que podemos encontrar distintas cosas.

Desde un marco tan específico como en el que trabajo, en muchas ocasiones me es muy difícil hacer terapia únicamente con el objetivo de que el paciente deje de fumar como si dejar de fumar fuera, simplemente, cambiar o eliminar un “hábito”.

Presento un fragmento clínico con un patrón bastante recurrente para explicar cómo intento hacer terapia para dejar de fumar desde una mirada un poco más “psicoanalítica” o por lo menos más abierta. Pongo psicoanalítica entre comillas, ya que considero que no tengo suficiente conocimiento como para hacerlo de esta manera, pero sí que me parece que cuanto más leo o más sé, las adicciones me parecen menos frustrantes y más interesantes de trabajar.

A la hora de publicar el caso se obvian muchos datos de interés para proteger la privacidad del paciente.

Paciente que a partir de ser abusada sexualmente en la infancia empieza a consumir tabaco y más tarde, suma el consumo de otras sustancias psicoactivas hasta la edad adulta. Lo deja todo y se “engancha” al deporte y a un estricto control de la alimentación. Más tarde, deja de hacer deporte y vuelve a consumir tabaco.

Durante los consumos ha tenido distintas enfermedades cardiovasculares y en este momento decide dejar de fumar (TODOS los médicos le han dicho que tiene que dejar el tabaco).

En este caso, el motivo de consulta es “Tengo que dejar de fumar”. Ni siquiera me dice que “quiere” dejar el tabaco.

Primero, entiendo que va a ser difícil crear un buen vínculo con ella, ya que está llena de resistencias (ropa, mirada, actitud, trabajos que ha ejercido…).

Empezamos con las sesiones y efectivamente, me cuesta crear un vínculo y todo lo que me cuenta en las primeras sesiones son (en mi opinión) resistencias que utiliza para protegerse (de que le hagan daño, de que se le acerque alguien, de ser abusada…).

Intento escuchar la demanda y me parece que trata de algo mucho más profundo que únicamente querer dejar el tabaco. Habla de su “personalidad adictiva”, de que no puede dejar nada y que lo único que hace es sustituir una cosa con otra. Habla sobre un vacío y pensamientos recurrentes insoportables.

Creo que su demanda habla más sobre la identidad que ha construido a partir de los abusos. Y tengo la sensación de que lo que quiere trabajar es esto.

Yo me siento limitada de nuevo. Intento trabajar lo que va trayendo muy poco a poco, enlazándolo con la adicción al tabaco. Por ahora vamos tocando

distintos temas (sobre todo sus pensamientos recurrentes nocturnos que tienen que ver con los abusos), mientras que, entre las dos, vamos viendo cuales pueden ser los pasos a seguir para ir reduciendo el consumo de tabaco. Viendo con cuidado, los cambios o las cosas que puede abrir esto. Cuando consiga dejar de fumar o decida dejar la terapia, tendrá que valorar si quiere seguir trabajando los distintos temas que tanto le angustian. Para esto, hago referencia a su psiquiatra u otros psicólogos, ya que conmigo únicamente podrá trabajar lo relacionado al tabaco.

Hay un perfil de paciente que han pasado por todos los dispositivos que hay para dejar distintas drogas y terminan viniendo porque “el tabaco es la única droga que me queda para dejar”. Algunas de estas personas se definen como “personalidades adictivas” o “personas adictas”.

El hecho de que haya tantas personas que pasan de una adicción a otra (Ejem. De la cocaína a la adicción al deporte, de la adicción al deporte al tabaco…), incluso tener más de una adicción al mismo tiempo (adicción al tabaco y a las bebidas energéticas), me hace pensar que tal vez los tratamientos que están recibiendo no están siendo efectivos. Quizás la lectura que los profesionales sanitarios estamos haciendo sobre su causa, no es adecuada o haya que darle una vuelta.

He agregado un fragmento de un texto que hice para un trabajo, que creo que puede ayudar a lo expuesto anteriormente.

Adicción y toxicomanía a partir de Lacan

Siguiendo la idea de adicción de Lacan, Francisco-Hugo Freda reflexiona sobre los términos “toxicómano” y “toxicomanía” y los emplea como experiencia guiada por el encuentro con los tóxicos. Estas palabras aparecen en los años sesenta/setenta y su (tóxico)manía era lo que en ese momento lo distingue del hábito, dejándolo a un lado en el siglo XXI y siendo reemplazados por “adicto” y “adicción”. Lo que Freda intenta es diferenciar la concepción corriente de “intoxicación”, en la que la importancia está en “las circunstancias exteriores que determinan este estado” y su concepción a partir de Lacan “en la que la intencionalidad del sujeto es puesta en primer plano”. En otras palabras, “la intoxicación” es la descripción de un sujeto que con su acto limita la acción del Otro (Freda 2016).

Lo que esta orientación asegura es que el “soy toxicómano” no se trata de una identificación, sino que es una nominación o autonominación que intenta ordenar una relación del sujeto con el goce, pero se esfuerza para cortar el vínculo entre el cuerpo y lo que el cuerpo experimenta o goza. El sujeto intenta transformar en hábito lo insoportable de un goce (las condiciones de su aparición, sus transformaciones, la relación con la angustia…) (Salamone et al. 2008).

Teniendo en cuenta el “inasible consentimiento de la libertad” que evoca Lacan en el texto “Acerca de la causalidad psíquica” (1946), Freda reafirma que el uso de la droga no es una simple sustitución, como decía Freud al principio. La libertad introduce que el uso de la droga o la toxicomanía pueda ser algo más que un condicionamiento; es decir, entiende la intoxicación como un intento de resolución entre la discordancia del Yo (lo que es consciente) y el ser, incluso de limitar o reducir las posibilidades de acción del Otro.

Esto lleva a Freda a la conclusión de que la intoxicación no es un síntoma, sino que es una posición de rechazo de la división. Ya que, para que sea un síntoma tiene que haber división. Freda afirma que existe la intención del sujeto de llegar a una estabilidad psíquica, lo cual se ve fracasado por el reconocimiento de un cuerpo que transpira goce y que opera en contra del pensamiento haciendo aparecer la oposición entre el cuerpo y el pensamiento, con el agravante de que el segundo está invadido por el primero. En otras palabras, el goce es lo que molesta al sujeto y mediante la intoxicación intenta anular la existencia y la realización del inconsciente.

Sobre esto aparece un rasgo del sujeto que hace de esta unidad el ideal del ser: “ser uno que puede lograr eliminar el cuerpo de todo goce” (Freda 2016). Con esto Freda saca la conclusión de que la intoxicación no es el goce, sino que es un intento para eliminarlo. El sujeto quiere probar que puede omitir el significante poniendo un límite al goce. Por último, Freda saca otra conclusión, el hecho de que la droga sea producto del Otro y límite al goce produce un efecto de creación, un nombre, que tiene como característica absorber el síntoma. Según Freda la experiencia clínica demuestra que la forma de presentación de un paciente como “soy toxicómano” no es otra cosa que el resultado de una pregunta que hubiese podido producirse a partir de un síntoma.

Laura Monguelos, psicóloga sanitaria.