Wo Es war, soll Ich werden

Esta sentencia forma parte del testamento freudiano. No parece casual que fuera en Viena, durante su discurso sobre la Cosa Freudiana, surcado por el designio de un retorno a Freud, cuando Lacan se ocupa de desmenuzar las causas y las consecuencias ideológicas de su traducción nefasta en manos de los managers de almas que pregonaban: El yo debe desalojar al Ello.

Elegimos conservar su formulación en la lengua original -donde se fraguó el decir de Freud- al considerar el alcance ético de su propósito, entendiendo que nuestra acción, la acción analítica, comporta su custodia según el alcance preciso de la versión lacaniana -Allí donde Ello era, yo (Je) debo advenir al ser.

Detengámonos un momento en el final de la Conferencia XXXI, dedicada a la Disección de la personalidad psíquica (A)1, Descomposición de la personalidad psíquica (B) donde encontramos dicha máxima: “Donde era ello, ha de ser yo” (A), Donde Ello era, Yo debo devenir (B). En el texto aparece una frase conclusiva relativa a la especificidad del trabajo analítico: “Es una labor de cultivo como la desecación del Zuyderzee”(A).

Es un trabajo de cultura como la desecación del Zuyderzee”(B).

Justamente en 1932, año de publicación de las Nuevas Conferencias de Introducción al psicoanálisis, culminó la construcción de la gran muralla en Nederland, un hito en la labor de lucha contra el agua que desde el siglo XVII ocupaba a los habitantes de los Países Bajos, viviendo bajo la amenaza de inundaciones, crecidas fluviales y tormentas oceánicas. La bahía de Zuyderzee (Mar del Sur)2 dejó de existir y se convirtió, gracias a la mayor labor humana (cultural) de desecación de tierras inundadas de la historia, en un lago de aguadulce destinado al consumo humano y al regadío de los cultivos que convertirían la zona en uno de los mayores graneros del mundo.

Elegimos el principio freudiano WoisWar, sollIchwerden como acicate para reflexionar sobre el tema de nuestras próximas jornadas de la ELP3 porque reúne, en un anudamiento singular, lugar y tiempo, tal y como se tejen en la dit-mension en la que se invita a habitar al parlêtre, la “casa” del discurso analítico.

En su curso El lugar y el lazo Miller distingue muy precisamente el lugar del sitio, aun reconociendo, entre ambos, un lazo. El sitio es ilustrado con la carrera de caballos: se juega al caballo en tanto situado, cada uno debiendo ocupar la plaza asignada4.

Así, el sitio es asociado a un elemento que llega a inscribirse allí, pudiendo, por lo tanto, ser sustituido y, de hecho, Miller lo ejemplifica con la represión, operación que se sustenta en la exclusión de un elemento, si bien mantiene un lazo con aquél que viene a sustituirlo, como se verifica en el retorno de lo reprimido.

Por otra parte, y refiriéndose al lugar, Miller sostiene que, bien ordenado, permite distinguir múltiples elementos que pueden coordinarse hasta llegar a establecerse un lazo entre ellos, y presentarse, incluso, como una estructura, tal como ocurre con la fórmula de los cuatro discursos5.

En el tema que nos ocupa, y que propongo nombrar como el de “las entradas en el discurso analítico”, esta fórmula respondería, más bien, a las exigencias de la clínica continuista, en la que la operación no está orientada por el algoritmo de la transferencia, el cual permite un lazo al inconsciente (S2) sino por los requerimientos que supone “faire le paire6, con los desabonados del inconsciente.

La invitación a habitar el discurso analítico responde al único precepto ético que Freud formuló como eje de la acción analítica, esto es, el principio de abstinencia.

En ese lugar vacío desde el cual el analista envía un signo al sujeto, a la vez que le invita a tomar la palabra, el silencio (resultado de la “desecación” del goce que tuvo lugar en su propio análisis) hace un lugar a la opacidad, al no-todo, al equívoco, e inaugura la posibilidad de hablar en nombre propio, la conquista de una enunciación singular que hace posible al analizante “orientarse en la estructura”, esto es, acceder a un saber hacer ahí con el goce, con el Ello, donde hemos aprendido a reconocer su estructura gramatical.

La analogía freudiana que asimilaba la labor analítica al desecamiento del Zuyderzee cobra actualidad casi cien años después, pero esta vez desde la urgencia de una respuesta ante lo real ocasionado por los avances tecno científicos y por la acción del mercado que les saca partido sin freno. El resultado, el calentamiento global, amenaza las soluciones antiguas que levantaban muros y diques ante los embates de la Naturaleza.

Actualmente, el diseño estratégico de defensa comporta otro planteamiento del espacio; en Nederland ahora se promueve lo contrario: devolverle tierra al agua en determinadas zonas, por ejemplo, restituyendo el poder a las marismas mediante su anegamiento periódico. Este proyecto se diseña con el agua y no contra el agua.

¿Es posible mantener la analogía freudiana en términos de la UEL7 ? En tal caso se trataría de propiciar un saber hacer ahí con Ello, que se propone entonces como una alternativa lacaniana allí donde el propio Freud nos enseñó a reconocer la ausencia de la negación: El yo (Ich) debe advenir al ser [con Ello].

Vilma Coccoz, AME, miembro de la ELP y de la AMP.

 

Notas:

  1. A corresponde a la traducción de López Ballesteros. Tomo III Biblioteca Nueva. Madrid. 1973, p. 3146. B, la de Echeverry. Amorrortu editores. Tomo XXII. Buenos Aires. 1979, p. 74.
  2. Se dice que Dios hizo el mundo, pero los neerlandeses hicieron los Países Bajos. Una cuarta parte del territorio ha sido arrebatada por los pobladores a humedales, lagos o directamente al Atlántico mediante el drenaje de más de 3.000 pólders (terrenos desecados por debajo de la altitud del océano).
  3. XXIII Jornadas de la ELP: Del malestar al síntoma. Entradas en análisis. Bilbao. 23 y 24 de Noviembre de 2024.
  4. Jacques-Alain Miller, El lugar y el lazo. Paidós. Buenos Aires. 2013, p. 11.
  5. Cfr. los mathemas de los discursos elaborados por Lacan: discurso del amo, histérico, universitario y el analítico.
  6. Expresión de Lacan: “Hacer con ellos [los casos de urgencia] el par”. Prefacio a la edición inglesa del Seminario XI: En Otros Escritos. Paidós. Buenos Aires. 2012, p. 601.
  7. Ultima enseñanza de Lacan en la que se destaca una nueva concepción del síntoma: en esta clínica no se trata de eliminar el goce, de hacerle la contra, sino de saber hacer allí mediante la operación del sinthome. Cfr. J. Lacan, Seminario XXIII El sinthome. Paidós, Buenos Aires, 2008.