¿Por qué unas Jornadas de la ELP que llevan este título: “Del malestar al síntoma. Entradas en análisis”?

Les propongo 4 puntos para una primera respuesta posible a esta pregunta que de algún modo u otro parten del Argumento hacia las Jornadas que encontrarán en la página web.

Punto 1:

La necesidad de separar el psicoanálisis de las psicoterapias. Si bien Lacan nos ayuda a lo largo de su enseñanza a hacer una distinción entre el psicoanálisis y lo terapéutico, subraya también la eficacia terapéutica del dispositivo analítico. De este modo en algunos de sus textos Lacan separa la experiencia analítica de aquello que a menudo se aborda a partir de lo terapéutico. En la “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el analista de la Escuela”, por ejemplo, destaca que “esta experiencia [la analítica] es esencial para aislarla de la terapéutica, la cual distorsiona el psicoanálisis no solamente por relajar su rigor1, agregando que “la única definición posible de la terapéutica es la de la restitución de un estado primero. Definición justamente imposible de plantear en psicoanálisis2.

Sin embargo, tal y como nos tiene acostumbrados Lacan, encontraríamos otros fragmentos en los que esa disyunción no es tan clara. Es el caso en “Variantes de la cura tipo”, donde se refiere al psicoanálisis mismo como “una terapéutica… que no es como las demás3. Así, podríamos considerar que Lacan señala la necesidad de separar al psicoanálisis de las psicoterapias, no sin tener en cuenta, al mismo tiempo, sus efectos terapéuticos. Lo que podríamos preguntarnos por un lado es de qué manera distinguirá aquellos efectos terapéuticos que solo se pueden conseguir en el dispositivo creado por Freud: aquellos que tienen que ver con la rectificación de la relación de un sujeto con su deseo. Y por otro, qué diferencia habría entre los efectos terapéuticos que se obtienen en el comienzo de una cura, y los que se alcanzan al final.

Punto 2:

Una ocasión para actualizar algunos conceptos fundamentales del psicoanálisis. Les propongo dos: inconsciente y pulsión. Lacan se preocupa, partiendo de estas dos nociones freudianas, de cómo introducir en la doctrina que va elaborando sobre el significante como formalización del inconsciente, la dimensión de lo pulsional. Se puede entender esta, como la parte rebelde o insumisa del síntoma, aquello que no hace lazo de ninguna manera, pero en la cual paradójicamente se pueden localizar algunas antinomias, pues esta dimensión pulsional, el goce –si lo denominamos en términos de Lacan–, supone ya una alteridad para el sujeto mismo. Podemos trazar en la enseñanza de Lacan una articulación de estas dos dimensiones, empezando por un predominio de la dimensión del inconsciente, para terminar con lo que sería un predominio de la dimensión pulsional, si bien esto no supone para nada liquidar lo anterior. Entonces, imposible pensar el concepto del inconsciente hoy, sin la articulación con esa dimensión autística del goce que habita en cada uno.

Podríamos decir así que en un primer momento, Lacan desarrolla una teoría del significante que parte del gran Otro, y visto así, el síntoma sería aquello que viene a hacer fallar la relación, el que viene a aguar la fiesta. Pero en un segundo momento, eso sufre una inversión y es a partir del síntoma que el sujeto hace existir la relación con la otredad que supone –no tanto la relación con el Otro, que también– sino con su propio goce. Hay la insistencia en hacer existir esa relación, aunque sea por su negativa, o por la vía de su fracaso.

Punto 3:

Es una oferta la que crea la demanda. Es algo que Lacan nos recuerda en “La dirección de la cura”4. En su momento Lacan planteó dicha oferta a partir de lo que él llama “posición del inconsciente5, en el Escrito que lleva este mismo título. ¿Qué quiere decir eso? Que no está de más subrayar que es el analista el encargado de hacerlo existir a partir de su escucha y su lectura. El inconsciente no es un depósito de saber previo6. El inconsciente solo existe a partir del “corte en acto7 entre el sujeto y el Otro y eso solo es posible hacerlo a partir de la presencia del analista, de su deseo y de su acto. Me enseña mucho pensar esto a partir del esquema L8 que Lacan nos muestra a través de esas cuatro letras situadas cada una en un extremo de esa Z. Arriba a la izquierda el Sujeto dividido, sujeto barrado, sujeto del inconsciente, no lo olvidemos, en su polo opuesto, en la parte inferior derecha, la A del gran Otro. Es en el entrecruzamiento de esos dos lugares que se produce el cortocircuito, y puede acontecer el momento dialéctico que supone la transferencia. Así, los enunciados de quien viene a vernos tienen que entrar en un entrecruzamiento con el acto del analista para que otro acto, el acto de la entrada en análisis, advenga.

Punto 4:

Lo real en juego en la formación del analista. El tema elegido para trabajar en las Jornadas de una Escuela de Psicoanálisis tiene que ver e menudo con lo real en juego en la formación del analista. Sabemos que el psicoanálisis cambia y los encuentros de una comunidad analítica, las Jornadas son uno de ellos, son una forma de tratar algo del malestar o de los obstáculos que aparecen en la formación de los analistas misma. Tanto los trabajos preparatorios hacia las Jornadas de las distintas sedes y comunidades de la ELP como los que se presentarán en las mesas plenarias y las mesas Simultáneas de estas XXIII Jornadas, son una oportunidad para compartir qué preguntas nos hacemos como comunidad, qué nos hace más o menos obstáculo en la práctica de cada uno en nuestra época. Solo de manera colectiva, en la Escuela, tal como la piensa y formaliza Lacan, teniendo por supuesto en cuenta la diferencia absoluta de cada uno, podemos tratar estas cuestiones. Y eso tiene, a veces, efectos de formación.

¡Les esperamos en Bilbao!

Marta Berenguer, miembro de la ELP y la AMP, co-directora de las XXIII Jornadas de la ELP.

 

Notas:

  1. Lacan, Jacques. “Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela”, Otros Escritos, Paidós, Buenos Aires, 2018. p. 264.
  2. Ibid., p. 264.
  3. Lacan, J., “Variantes de la cura-tipo”, Escritos 1. Siglo XXI, México, 2008, pp. 311-312.
  4. Lacan, J., “La dirección de la cura y los principios de su poder”, Escritos 2. Siglo XXI, Buenos Aires, 2002, p. 597.
  5. Lacan, Jacques. “Posición del inconsciente”. Escritos 2. Siglo XXI, Buenos Aires, 2002, p. 807
  6. Tizio, Hebe. “La creencia transferencial”, revista El Psicoanálisis, nº32.   
  7. Berenguer, Enric. “Nuestro Uno solo y el de la época. Cómo hacer con él”. Revista Freudiana, nº83. Barcelona, 2018, p. 51.
  8. Lacan, Jacques. “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”, Escritos 2. Siglo XXI, Buenos Aires, 2002, p. 525.