¿Qué efecto ha tenido el psicoanálisis en tu práctica clínica?

Antes de hablar, quisiera presentarme, tengo la mala costumbre de preguntarme. Decirme y desdecirme, pensarme y re-pensarme. Para sostener una certeza tengo que haberla cuestionado largo rato y aún así ésta no queda exenta de cuestionamientos posteriores. Me queda mucho por aprender, así que desde el no saber, me disculpo de antemano si puedo decir algo inoportuno. Voy a intentar dar respuesta a la pregunta tan bonita que nos habéis planteado para esta tarde ¿Qué efecto ha tenido el psicoanálisis en tu práctica clínica?

Mi elección hacia una orientación psicoanalítica está supeditada por la importancia de la escucha. Hace unos cuatro años me atreví a apuntarme al foro lacaniano de Asturias. Fui seducida por un curso introductorio que nos invitaba a aquellos que perdidos en la clínica estuviésemos interesados en escuchar. Poder ahondar en lo que uno dice y en lo que uno quiere (o no) decir. Me pareció una invitación poderosísima, lo más simple, es a veces lo más importante.

Aprendí en el psicoanálisis una disposición a interrogar, a aprender o reformular los saberes constituidos. Una orientación que trabaja desde una posición de investigación, de estudio y de cuestionamiento de lo que nos pasa, una orientación que permite la creación de un dispositivo de la escucha, en el que se pueda ir desplegando un sujeto.

El psicoanálisis me ha enseñado que no entender está bien. Me ha ayudado a asumir lo contradictorio. Pensar al ser humano como uno solo, sin conflictos tensiones o divisiones, nos da una ilusión de control que, en general, me parece que enloquece más de lo que ayuda ¿qué pasa cuando la voluntad de uno no es suficiente? ¿y si resulta que no somos amos de nuestra propia casa? ¿la memoria distingue ficción y realidad? ¿Hay imágenes que nos engañan, significantes que nos delimitan, goces que nos consumen?

Tal vez, el malestar no es extraíble. Pero el psicoanálisis ofrece una estrategia para trabajar con él cuando es en exceso. Intentar operar con la compulsión a sufrir, hacer algo diferente con las repeticiones en las que muchas veces nos vemos atrapados.

Honestamente, entiendo la teoría como una protección hacia mí como profesional frente a la clínica. La teoría psicoanalítica para mí es una herramienta para construir, mirar y escuchar poniéndome al servicio de quién sufre. Intentar que en el encuentro con mi paciente vaya emergiendo un sujeto que pueda darle narración a lo que le pasa. Desubicar al síntoma como signo y empezar a tratarlo como significante. Abordarlo como algo que no cierra, sino algo que permita el despliegue de un relato en el que vaya encontrando una manera de hacer, una manera de poder encontrarse con su malestar… Trabajar desde un dispositivo que no define ni circunscribe, sino que bordea y causa.

El psicoanálisis, me ha acompañado también (y me acompaña), en este viaje por la institución. Como residente, he rotado por una planta de psiquiatría, por un hospital psiquiátrico de larga estancia y por un hospital de día. He visto patología muy grave, un tipo de paciente donde parece que todo futuro es desolador, donde el lazo social está roto, donde parecemos encontrarnos continuamente con un real que se mueve más bien en una clínica de lo imposible… Creo que aquí es fundamental comprender la institución como entidad social que sirva de refugio y cobijo, un lugar en el que parte de nuestro propio trabajo es descubrir los pequeños resquicios de alivio que asoman en las vidas de nuestros pacientes. Poder hacer un trabajo de construcción de pequeños agarres o asideros que vayan ayudándoles a constituirse un lugar en el mundo…

El psicoanálisis también me está ayudando a ubicarme en mi propia institucionalización, como personal que trabaja y se forma en la institución, mis prácticas también quedan institucionalizadas. En la institución convivimos múltiples y muy diferentes profesionales, con los que un trabajo integrador es muchas veces difícil. Como psicóloga, a lo largo de mi carrera me he formado en múltiples escuelas psicológicas, es así, como mis compañeros y yo, tenemos que aprender a convivir con múltiples modelos y perspectivas… En estos tiempos, donde convivimos tantas formas de entender la psiquiatría y la psicología, creo que es importante la comunicación. Y para ello para mí es importante encontrar en el psicoanálisis un lugar en el que se unan puentes, no un trabajo aislado e indescifrable para los demás. Para mí es importante encontrar una orientación de acercamiento, que pueda comprender que estamos en tiempos de traducción. Que no culpabilice ni sea estigmatizante, un psicoanálisis que esté dispuesto a cuestionarse, que sea dinámico, que pueda adaptarse a los tiempos que vienen, que pueda asumir lo nuevo, que permita la participación y en el que haya lugar para lo joven.

Victoria Doreste, residente de psicología clínica.